Mucho antes de que los cantantes de moda en España centraran el cien por cien de su producción en rupturas, loas y reconciliaciones amorosas, un tal Johann Wolfgang von Goethe publicó 'Las desventuras del joven Werther' y además de convertirse en una estrella mundial, fue el germen del movimiento romántico.

La tremenda ironía es que la calle dedicada al personaje del joven Werther en Málaga está a años luz de cualquier atisbo de romanticismo. De hecho, la reacción instantánea al pasear por esta calle es la de taparse la nariz y cambiar de acera.

La Asociación de Vecinos Palma-Palmilla un nuevo futuro lleva desde 2018 denunciando el preocupante estercolero que se forma en esta calle y que contaba con dos focos. El segundo de ellos, el más pequeño, afortundamente ha sido eliminado. Se trataba de un basurero a los pies de un bloque, sin limpiar porque el Consistorio había colocado una verja y Limasa había dejado de entrar.

En octubre de 2018, el concejal de La Palma-Palmilla, Francisco Pomares, anunció que el Ayuntamiento quitaría ese tramo de valla para que se pudiera limpiar como antes. La promesa todavía no se ha hecho realidad.

Pero el foco más preocupante de porquería es el que ocupa toda la acera de la izquierda, en dirección a la avenida de Jane Bowles, a lo largo de toda la calle. Se trata de unos 400 metros de detritus, en el que el paseante puede encontrar latas oxidadas, ropa, váteres destrozados, escombros, cartones, maderas, zapatos, carcasas de televisiones y hasta la hélice de una barca.

Este festival de mugre está también a muy pocos metros de una de las vías principales de La Palma, el bulevar de Mari Ángeles Arroyo.

Francisco García Vigo, de la asociación de vecinos, recordaba en febrero que aunque hay que criticar a los incívicos que dejan la porquería en la vía pública, «si no se limpiara calle Larios acabaría igual».

Y el gran problema es que la parte izquierda de calle Werther no se limpia, pese a que a pocos metros arranca el parque periurbano de La Virreina y que un camión de Limasa suele aparcar en mitad de la calle.

Pero estamos en tierra de nadie, pues aunque pertenece a alguien, no se da por aludido. Como explicaron al firmante dos barrenderos de Limasa, ellos tienen la orden de limpiar hasta la acera, pero no el rastro de basura esparcido sobre la hierba seca. En octubre de 2018, el responsable de Parques y Jardines, Javier Gutiérrez del Álamo, aclaró que los terrenos por donde transita la porquería son parcelas cedidas a la Junta o zonas libres.

Si el Ayuntamiento no tiene obligación de limpiar y la Junta se hace la sueca, el problema lo tienen los propios vecinos que tienen que convivir con un alarmante problema de falta de higiene. Pobre Werther. Pobres vecinos.