­La mejora de la coyuntura económica de los últimos ejercicios está permitiendo que el colectivo de jóvenes suscriba cada año un mayor número de contratos pero sin que eso se traduzca en un aumento significativo del volumen total de empleo juvenil debido a la gran precariedad del actual mercado laboral. El último informe del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) sobre el mercado de trabajo de los jóvenes en Málaga, publicado recientemente, revela que las personas menores de 30 años firmaron a lo largo de 2018 algo más de 280.000 contratos en la provincia, lo que supone un 6,5% más que el año anterior y la mejor cifra desde 2008 (justo cuando empezaba la crisis). Sin embargo, el número de afiliados a la Seguridad Social registrado a cierre de ejercicio (89.064), pese a subir también un 4% este pasado año, sigue muy por debajo de los alrededor de 150.000 que había al comienzo de la recesión.

Desde 2013, que registró las cifras más bajas de afiliación a la Seguridad Social y de contratos realizados a jóvenes de toda la crisis, las cifras vienen remontando año a año y, a cierre de 2018, presentan una subida acumulada para este colectivo del 43% en contratación y sólo de un 18% en cuanto a número de trabajadores.

Los jóvenes han sido uno de los colectivos que más ha notado los efectos de las crisis y, según ha comentado el propio SEPE en alguna ocasión, es uno de los que más tarde ha empezado a notar los efectos de la reactivación económica. Así, este organismo cree que la contratación de jóvenes va subiendo en la medida en que va mejorando la economía, pero con un año de retraso respecto al resto de edades.

En cualquier caso, la evolución general es positiva teniendo en cuenta que la crisis, hasta 2013, había causado estragos en el empleo juvenil de la provincia. Hasta esa fecha, Málaga registraba una pérdida acumulada del 52% de sus afiliados menores de 30 años respecto a antes de la recesión (en 2006 daba empleo a 155.000 y en 2013 la cifra se había reducido a sólo 75.000) mientras que el volumen de contratación caía también un 46% (de casi 342.000 contratos firmados en 2006 se pasó a 183.850 en 2013).

Las cifras de 2018 del último informe del SEPE muestran ahora una nueva subida de las contrataciones pero sin que la subida de afiliados crezca en la misma proporción, lo que indica que el empleo generado es en su inmensa mayoría temporal y de corte estacional, ligado sobre todo al turismo. En este contexto, hay muchos jóvenes que encadenan un contrato temporal tras otro, ya sea cubriendo un mismo puesto de trabajo o rotando de forma constante por diferentes empleos. De hecho, el 92,7% de los contratos hechos a jóvenes en 2018 fueron temporales frente a sólo un 7,2% de indefinidos. Otro dato muy revelador es que los 280.000 altas laborales registradas el pasado año dieron para contratar a 113.700 personas, lo que refleja esa rotación a la que se ven abocados muchos jóvenes trabajadores.

El creciente recurso a la jornada parcial por parte de las empresas es otro característica del actual mercado: este tipo de contratos representó el 50,2% del total de los que se firmaron el pasado año (un tasa casi similar a la de los dos pasados ejercicios y superior a la de años anteriores, donde se registraba entre un 45% y un 48%).

Servicios mantiene la hegemonía

Por sectores, el segmento más castigado por la crisis continúa siendo el de la construcción: de realizar casi 75.000 contratos anuales a jóvenes en Málaga en la época del boom ha pasado a firmar unos 11.800 en 2018, aunque es cierto que la cifra ha venido subiendo en estos últimos años. Su peso actual dentro del total de la contratación es del 4,2%. Los datos de la industria son muy parecidos (11.600) y los de agricultura son algo superiores (23.300, un 8,3%).

El sector servicios continúa ejerciendo de gran motor de la economía malagueña, reuniendo el 83,1% de los contratos (unos 233.000). La hostelería y el comercio son las actividades líderes dentro de este segmento en tanto que el verano es la época de mayor contratación.

Según los datos del SEPE, los puestos para los que se realizaron más contratos en 2018 fueron los de camarero (57.161), dependientes en tiendas y almacenes (25.457), peones agrícolas (15.578), monitores de actividades recreativas y de entretenimiento (9.677), ayudantes de cocina (9.000), personal de limpieza en hoteles y oficinas (8.827), peones de las industrias manufactureras (6.638), peones del transporte de mercancías y descargadores (5.822), empleados administrativos (5.509), cocineros asalariados (4.059), bañistas-socorristas (4.059), teleoperadores (3.816) y peones de la construcción de edificios (3.643).