Los bailes tradicionales y la copita de vino de estos días van acompañados en ocasiones de un trayecto inesperado para muchos: La visita a Urgencias, un lugar donde los problemas de tipo traumatológicos y las intoxicaciones cobran fuerza en estos días.

El jefe del servicio de Urgencias del Hospital Clínico, Eduardo Rosell, detalla cómo con motivo de la feria se acentúan algunas patologías y casi todas ellas tienen un punto en común: la ingesta de alcohol. Las caídas y los posibles esguinces, luxaciones e incluso fracturas son uno de los protagonistas de las consultas de Urgencias del centro, que este año tiene previsto atender unas 500 incidencias al día; medio centenar más que el año pasado, cuando atendieron 451 por día y sumaron un total de 4.957 asistencias en todo el año. Una cifra que el experto prevé superar este año.

Si las consultas traumatológicas son un goteo diario, las intoxicaciones etilícas o aquellas en las que se combinan con otras sustancias no legales también están muy presentes un año más. Un combo entre alcohol, antidepresivos o anfetamínicos que en ocasiones lleva al consumidor al límite y debe ser atendido por los especialistas.

Rosell asegura que estos dos grupos son los más presentes pero no los únicos. Las descompensaciones diabéticas también sufren un incremento, normalmente, provocado por los excesos de comida y bebida de aquellos que deben vigilar un poco más la dieta.

Algo similar sucede con los accidentes de tráfico, el alcohol se pone al volante en algunas ocasiones y estos días llegan más accidentados que en cualquier otra semana del año.

A pesar de que este año la feria dura más que en ediciones pasadas, y algunos tienen dudas sobre si a muchos no les vendrán largos tantos días de fiesta, las Urgencias del Clínico mantienen su actividad. Unos días para los que han reforzado dicha área con cuatro facultativos y cuatro profesionales de enfermería y técnicos de cuidados de Enfermería.

En cuanto al perfil habitual del feriante que requiere asistencia, Rosell asegura que son personas jóvenes o adultas. En algunos casos hasta menores, pero aunque todos los años protagoniza alguna intoxicación etílica un menor de edad, por suerte, no es lo habitual.

En cuanto a posibles peleas y confrontaciones con necesidad de asistencia médica, Rosell expone que es otra de las causas que llega a Urgencias pero en comparación con años atrás, no es lo habitual. «Es más normal ver a los extranjeros que no saben cómo funcionan los vinos de Málaga y cuando se quieren dar cuenta llevan una intoxicación importante», explica.

Aun así, Rosell explica que un número importante de los incidentes que se dan en el Cortijo de Torres y la feria del Centro no llegan a las Urgencias del hospital gracias a los puestos de control del 061 donde se solucionan los incidentes leves. Cortes, pequeños traumatismos, torceduras o quemaduras son abordadas por estos profesionales y evitan que lleguen al hospital.

En cuanto al resto de patologías, Eduardo Rosell, indica que el hospital continúa con su actividad habitual y encara las urgencias que se pueden dar como en cualquier momento del año; accidentes de tráficos, infartos, insuficiencias respiratorias y otras propias de la época estival como las gastroenteritis o deshidratación como consecuencia del calor en aquellos pacientes frágiles.