Los profesionales del Materno Infantil de Málaga han sumado un nuevo hito en la sanidad pública andaluza y han protagonizado un traslado sin precedentes con un bebé de apenas cuatro meses de vida al que asistieron en otra ciudad con una máquina de oxigenación por membrana extracorpórea, también conocida como ECMO. Una técnica de altísima complejidad que se llevaron hasta la provincia jienense y que sustituye el corazón y/o el pulmón del paciente en casos extremos.

El dispositivo se montó en apenas cuatro horas. Solo fue necesaria una llamada desde el hospital Materno Infantil de Jaén a la Unidad de Cuidados Críticos de Urgencias del Materno de Málaga explicando el caso para que los profesionales pusieran en marcha y asumieran el reto.

Un bebé de cuatro meses se enfrentaba a una bronconeumonía muy grave y sin apenas opciones de vida tras haber agotado los médicos los procedimientos habituales. La infección pulmonar era de gran calado y la pequeña tenía ese órgano muy afectado. La única posibilidad era conectarla a la ECMO, una herramienta de la que disponen tres hospitales pediátricos de Andalucía -Córdoba,Málaga y Sevilla-. Ante este caso, los compañeros de Málaga se ofrecieron para llevarla y preparar el traslado de la menor, la única oportunidad de superar los problemas que acarreaba. «Para que se pueda entender, la ECMO sustituye el corazón y/o el pulmón del niño. No iba a curar a la niña pero nos iba a dar tiempo para pensar en una alternativa y darle un respiro al pulmón para ver si se recuperaba un poco», expone el jefe de sección de la UCI infantil del Materno Infantil, José Camacho. Una técnica compleja y con riesgos pero que en ocasiones es la única alternativa para que el paciente sobreviva.

Tras abordar algunos casos con esta técnica en 2014, el Materno Infantil la incluyó en 2015 y desde entonces se ha utilizado en unos 40 pacientes. Con más de 400 días de experiencia en ECMO acumulada, el director de UCI pediátrica del Materno, Guillermo Milano, indica que su uso está destinado a pacientes que se enfrentan a una cirugía cardiaca; una forma de parar el corazón, operar y darle tiempo para que recupere la normalidad tras la intervención, y ante infecciones respiratorias graves. Sustituir el pulmón es otro de sus cometidos.

Una contrarreloj

La llamada se realizó en torno a las 10.30 horas y en torno a las 14.30 horas ponían rumbo a Jaén. Un equipo humano compuesto por un cirujano cardiovascular, un perfusionista, dos enfermeros y dos intensivistas pediátricos, al que había que sumar dos ambulancias -cedidas por el Empresa Pública de Emergencias Sanitarias-, dos equipos ECMO, por si uno fallaba, y elevado material médico para evitar cualquier contratiempo. La idea era llegar a Jaén, montar la ECMO en la UCI del hospital de allí y, una vez controlado, trasladarlo todo a la ambulancia para poner rumbo a Málaga y controlar a la menor desde el Materno. «Nuestro objetivo era que la niña estuviera en la ambulancia como si estuviera en la UCI. Tuvimos que pensar en todo el aparataje y medicación que podría hacernos falta para poder enfrentarnos a cualquier percance», resalta uno de los enfermeros que participó en el dispositivo, José Miguel García Piñero. La máquina es de tal complejidad y delicadeza que para entrar y salir de Jaén se cortaron calles, gracias a la participación de la Policía y Guardia Civil, para que la ambulancia llevara en todo momento una velocidad constante y no encontrara ningún obstáculo. Cualquier movimiento en falso podía afectar al equipo y, una vez de vuelta con la niña conectada, podría tener consecuencias fatales. Hasta entonces, solo en una ocasión el Materno había protagonizado algo similar con esta maquinaria. No existían protocolos de actuación y todo se preparó en horas.

Una vez con la menor y tras comprobar su estado de salud, los médicos procedieron a la rápida conexión de niña a la ECMO y todos los parámetros mejoraron de manera radical. La pequeña Ana María había aguantado y la primera parte de esta contrarreloj había sido superada con éxito, gracias a la coordinación de todas las partes implicadas. «Cuando nosotros llegamos al hospital de Jaén allí estaba hasta el personal de mantenimiento porque había que comprobar si las tomas de oxígeno eran iguales que las de Málaga», pone a modo de anécdota el doctor Camacho, para hacer ver el grado de implicación que requería el caso. Ahora quedaba el viaje de vuelta y estabilizarla en el Materno Infantil. «Desde que nos montamos en el ascensor con la menor hasta que logramos arrancar la ambulancia para volver a Málaga pasaron dos horas», recuerda Camacho.

A la 01.00 horas de la madrugada estaban en el Materno Infantil y el trayecto se desarrolló sin problema. La pequeña Ana María ya era una paciente más de la UCI pediátrica de Málaga y el traslado se había desarrollado con éxito.

La maniobra hasta ese momento era un reto que asumían los profesionales sanitarios del Materno Infantil y contó con numerosos voluntarios para formar participar en esas horas maratonianas para darle una oportunidad al bebé.

Después de eso, Ana María ha pasado dos meses y medio ingresada en el Materno, de los cuales 35 días ha estado conectada a la ECMO e incluso ha sido intervenida quirúrgicamente del pulmón. Una paciente que ha demandado muchos cuidados y personal sanitario para poder sobreponerse a la grave infección respiratoria que sufrió.

Una vez superado ese periodo y con mejor estado de salud regresó al Materno Infantil de Jaén, la ciudad a la que pertenece y la que abandonó su familia sin previo aviso para estar con la menor.

«En ese momento no fui consciente de nada, mi hija se esta muriendo y era difícil» recuerda Ana, la madre de la pequeña. «Pero cuando ves todo lo que se ha montado, Málaga ha sido nuestra salvación y hemos estado muy cómodos dentro de lo terrible que ha sido todo», expresa.

A modo de anécdota, los propios médicos y la madre de Ana María contaron cómo los medios de comunicación de Jaén se hicieron eco del corte de tráfico que sufrió la ciudad sin saber exactamente por qué. «La gente pensaba que era por los pasos de Semana Santa que comenzaba en los próximos días pero no, fue por mi hija», recuerda emocionada.

Ana María acaba de pasar a planta y empieza a tomar sus primeros yogures y papillas. Diez meses cargados de hazañas que su familia espera que pronto queden atrás. «Yo creo que la niña ya necesita estar en casa pero tenemos lo que se conoce como enganche al hospital. Me da miedo que suceda algo y yo no tenga esa máquina o esa medicina en casa», resume Ana, madre primeriza. Cada pequeño avance es una gran victoria que comparte con los trabajadores de la UCI de Málaga en vídeos mediante mensajería instantánea. Ya ríe, llora, está aprendiendo a tragar de nuevo y poco a poco retoma su vida con normalidad.