Suena el despertador, avanzas aletargado y prendes el primer cigarro aún con las legañas en los ojos. El cigarrillo es fiel a tu café, es el broche final de una buena comida, el postre del postre, no hay reunión social que no la envuelva el humo. El cigarro ameniza las esperas, te alienta en la tristeza, te calma cuando estás furioso, es infalible para poder concentrarte en ese proyecto tan importante y después de un trabajito bien hecho...

El tabaco se ha vuelto tu compañero todoterreno aunque, dentro de ti , sabes que tarde o temprano le dirás adiós. Quizás ya lo has intentando o estás pensando hacerlo. Cuanto más piensas en dejarlo más ganas tienes de fumar y, aunque tienes motivos suficientes para odiarlo, hoy por hoy el apego es más fuerte. La buena noticia es que dejarlo es posible pero necesitas ayuda profesional

Dejar de fumar es un acto que a cualquier fumador se le ha pasado por la cabeza en algún momento de su vida aunque lograrlo puede convertirse en una gran lucha para las personas con un alto grado de adicción puesto que no solo es necesario combatir los síntomas físicos, la adicción psicológica es el verdadero enemigo y supone en muchos casos que el fumador fracase en su intento.

Pero no está todo perdido, cualquier persona que desee dejar el hábito puede recurrir a terapias gratuitas especializadas en deshabituación tabáquica como las que ofrecen la Asociación Española Contra el Cáncer (Aecc) y la Unidad del tabaquismo del SAS. Las terapias se enfocan en otorgar al fumador las herramientas necesarias para que este pueda luchar contra los síntomas de la abstinencia y esté preparado para afrontar el duelo que supone dejar de fumar.

Los especialistas han comprobado que las adicciones tienen un fuerte componente psicológico, por ello los tratamientos guiados por los profesionales de la salud se basan en terapias multicomponentes que combaten dos vías: la adicción física y la psicológica.

El tabaquismo se convierte en un hábito y este a su vez se retroalimenta ya que inhalar humo para muchos es el bastón en el que se apoyan para ser capaces de gestionar las emociones: fuman en las buenas y en las malas.

El principal error al dejar el tabaquismo es subestimar al enemigo. El artículo del profesor de Psicología y Neurociencia en la Universidad St. Andrews (en Escocia), Eric Bowman, publicado en la revista The Conversation según publica la BBC, sitúa al tabaco como la tercera sustancia más adictiva del mundo, solo por detrás de la heroína y la cocaína. Pero lo fumadores deben recordar que no están solos y para liberarse de la dependencia a la nicotina el primer paso es sin duda buscar ayuda profesional.

Los adictos a la nicotina tienen algo en común: fumar, pero los fumadores suponen ser un grupo heterogéneo. No todos fuman la misma cantidad ni lo hacen porlas mismas razones, por ello unos son capaces de dejarlo a la primera, otros están al límite de tirar la toalla tras varios intentos y a otros ni en cambio ni lo han intentado.

Los especialistas son conscientes de esta situación y, por esa razón, los diferentes tratamientos de deshabituación tabáquica en un primer momento identifican el grado de adicción de cada usuario. En la Aecc, la primera línea de actuación que dirige el doctor, Salvador Oña, se centra en la perspectiva física de la abstinencia, explica la Psicóloga y coordinadora Aecc, Mónica Caballero.

Los síntomas físicos son relativamente efímeros (un mal trago de entre cuatro y seis semanas) para contrarrestarlos los especialistas recomiendan en muchos casos tratamiento farmacológico que corta la sintomatología física.

Los fármacos alivian el proceso, al reducir el 'mono' para solo tener que enfocarse en lo que los especialistas llaman «craving» (el deseo intenso de consumir la sustancia) que sucede por hábito adquirido de fumar.