De los 24.400 ingresos hospitalarios que registra anualmente la gerencia del Hospital Virgen de la Victoria en sus centros -Clínico, Marítimo de Torremolinos y el Hospital del Valle del Guadalhorce- la mitad de los pacientes presentan algún grado de desnutrición. Un problema que puede dificultar la recuperación del afectado y alargar su estancia hospitalaria.

Desde hace 15 años se registran estos parámetros y el hospital realiza un plan de actuación para mejorar la situación de los pacientes de forma paralela a la dolencia que le ha llevado a ingresar. La responsable en Nutrición de Enfermería del Hospital Clínico, Rosalía Rioja, explica que todos los pacientes que ingresan se someten a una analítica y en caso de que los parámetros relativos a la nutrición estén alterados los profesionales toman otras medidas para verificar si hay desnutrición.

La analítica general se complementa con parámetros antropométricos,como peso o estatura, y los profesionales están pendientes en las primeras horas de ingreso si el paciente come, bebe e incluso hacen una serie de preguntas a los familiares o persona a cargo del paciente para saber cuáles son sus hábitos alimentarios y desde cuándo se producen cambios. Los datos se introducen en un programa -Infornut- que arroja un informe sobre el estado del paciente, el grado de desnutrición o riesgo y cuáles son las pautas a seguir. En ese momento se adapta la dieta a las necesidades del paciente.

«Normalmente el principal problema es la enfermedad. El paciente deja de comer o come menos porque no le gusta lo que hay o no tiene ganas de comer», explica la enfermera Rosalía Rioja. Un problema que cuando se expone a los afectados, si están en sus plenas facultades ponen de su parte para que se solucione en la mayor brevedad. Una situación que se puede restablecer por completo en cuestión de un par de meses, aunque todo depende del tipo de patología a la que se enfrenta el afectado.

El perfil del paciente que ingresa con desnutrición en el hospital es el que los profesionales califican como «frágil». Personas inmersas en procesos oncológicos o que se han sometido a una intervención quirúrgica o aquellos con problemas de demencia.

Sin embargo, el no abordar este tema de forma simultánea al problema que le ha llevado ingresar en el hospital se puede convertir en una complicación más que enfrentar. La enfermera Rioja asegura que una persona que no mejora sus parámetros nutricionales será un paciente que no responda igual al tratamiento, se exponga más a infecciones, tenga un mayor riesgo de no cicatrizar heridas o que le salgan llagas con más facilidad, uno de los problemas a los que se enfrentan los pacientes por la falta de movilidad. «Afecta a todo, el paciente va para atrás a pasos agigantados», resume la profesional. Y todo ello se traduce en un aumento de estancia hospitalaria.

A los beneficios demostrados sobre el aspecto alimenticio se suma el ejercicio, otro de los puntos que empieza a incluir el centro y que prevé que se desarrolle aún más en los próximos años. «Cada vez potenciamos más la movilidad. Que den pequeños paseos o hagan pequeños ejercicios con la botella de agua es beneficioso para su musculatura», resaltó.

¿Cómo tratar la desnutrición?

El principal objetivo es que el paciente coma por boca siempre que sea posible. Adaptar la dieta a sus necesidades y dar recomendaciones para que incluya en casa una vez que salga del hospital, son los primeros pasos para revertir los parámetros analíticos. Asimismo, el endocrino será la persona encargada de incluir suplementos siempre que sea necesario. «Muchas veces cuando el paciente adelgaza se le queda grande la dentadura, por lo que hay que darle la comida triturada o todo muy blando», explica a modo de ejemplo. Si esto no es suficiente o el paciente no puede comer por boca por algún problema de salud, se introduce el alimento con una sonda nasogástrica o una sonda gastrostomía (directa al estómago), el proceso más habitual en los pacientes que no pueden comer por sí mismos por la boca.