La capacidad del mercado laboral de Málaga para atraer a trabajadores de otras provincias españolas (sobre todo de otras zonas de Andalucía) se ha reactivado por completo tras unos últimos años de intensa recuperación de la actividad. De hecho, las cifras son ya superiores a los ejercicios del boom económico, entre los años 2004 y 2007, que constituían hasta ahora los mayores picos de atracción de mano de obra del «imán» que conforma la economía malagueña. La provincia generó el pasado año un total de 113.098 contratos de trabajo que tuvieron como receptores a personas que vinieron de otras provincias, según los datos de movilidad laboral recogidos en el último estudio del Servicio Estatal Público de Empleo (SEPE), publicado hace unos días.

El volumen de contratos de 2018, que superó en un 11,4% al del ejercicio precedente, confirma así una tendencia al alza iniciada hace seis años. En el periodo más duro de la crisis (años 2012 y 2013) los guarismos habían caído por debajo de las 60.000 contrataciones anuales. Desde entonces, el volumen se ha ido incrementando año a año y rebasa ya los niveles máximos registrados en las estadísticas disponibles. Hasta ahora, el dato más alto eran los 112.700 contratos de 2004.

El inmenso protagonismo del sector turístico (que orbita alrededor de la Costa del Sol) pesa mucho en esta dinámica. De este modo, más de dos terceras partes del conjunto de contrataciones realizadas el pasado año en Málaga a trabajadores trasladados desde otras provincias (alrededor de 70.000 contratos) se englobaron en el sector servicios, con segmentos como la hostelería o el comercio. El segundo sector que más mano de obra atrae a Málaga es la agricultura, con 21.591 altas A continuación se sitúa la construcción, con 17.985 contratos, y completa la lista la industria, con 2.986 altas.

Respecto al perfil formativo de la mano de obra llegada a Málaga, las estadísticas del SEPE del pasado ejercicio revelan que el grupo ocupacional más amplio fue el de los trabajadores no cualificados (34.320 contratos). Citando los colectivos más significativos, le siguen en volumen los empleados de servicios de restauración, personales, protección y vendedores de comercios (24.920), los artesanos y trabajadores cualificados de industrias manufactureras y de construcción (16.449), los técnicos y profesionales de apoyo (12.820), los técnicos y profesionales científicos e intelectuales (10.233), los operadores de instalaciones y maquinaria y montadores (6.989) y los empleados de tipo administrativo (5.913).

Ranking provincial

Con todas estas cifras, Málaga se sitúa como unas de las provincias españolas con mayor entrada de trabajadores de otras provincias. En concreto, está en la sexta plaza tras Madrid (502.741), Barcelona (285.648), Murcia (173.461), Sevilla (144.935) y Valencia (143.576).

Málaga es además una de las provincias españolas con mayor diferencia a favor entre los trabajadores que entran y los que salen. En 2018 los contratos de malagueños que se fueron a trabajar a otras provincias fueron 92.194, con un saldo de movilidad laboral favorable de 20.904 (frente a los 14.324 del año anterior, lo que refleja que la dinámica de mano de obra que viene es mayor que la que se va). A partir de estos números, Málaga presenta también el sexto mejor saldo de España tras los de Madrid (244.123), Barcelona (109.768), Baleares (42.976), Murcia (32.650) y Álava (24.468).

Es de destacar que muchas provincias tienen saldos negativos, es decir, salen muchos más trabajadores de los que entran. Por nombrar las provincias con cifras más relevantes, en Cádiz el saldo fue de -71.047, en Toledo de -45.824, en Alicante de -40.463, en Tarragona de -32.470, en Córdoba de -32.283 y en Badajoz de -28.397.

En cuanto a los flujos de entrada y salida de trabajadores, los mayores movimientos hacia Málaga proceden, un año más, de Cádiz (21.536), Sevilla (21.052), Granada (14.844), Córdoba (12.675) y Madrid (8.503). Por su parte, los malagueños que salen fuera a trabajar lo hacen principalmente a Madrid (17.575), Sevilla (14.127), Granada (9.071), Cádiz (7.726) y Córdoba (6.355), reeditando también el ranking de destinos de ejercicios anteriores.

El SEPE señala a Málaga como una de las provincias tradicionalmente receptoras, con saldos favorables ininterrumpidos desde inicios de este siglo. Por su parte, la Confederación de Málaga (CEM) siempre ha resaltado el papel de la provincia como locomotora económica de Andalucía, algo que también se refleja en el gran número de personas de otras provincias que llegan para trabajar. En 2018, el PIB de Málaga subió un 2,8% mientras que la media de la región fue del 2,4%.