Los patinetes eléctricos se han convertido en un medio de transporte habitual en Málaga, pero también en un problema en cuanto al aparcamiento y al espacio por el que deben circular. Con ocho empresas de alquiler de estos vehículos y 1.800 patinetes en la ciudad, la situación es compleja y los problemas y quejas vecinales continúan pese a la instalación hace unos meses de espacios reservados para estos vehículos.

El Ayuntamiento ha manifestado su «malestar» con las empresas que prestan este servicio en relación a la retirada de los patinetes, que «se quedan en cualquier punto de la calzada, siendo un obstáculo para los ciudadanos», comentó ayer a este periódico el concejal de Movilidad, José del Río. Por ello, el edil les ha comunicado su intención de tomar «las medidas necesarias» si no se soluciona. Asegura que están «muy molestos por la situación y por la poca implicación de las empresas», puesto que se han habilitado 29 puntos para el aparcamiento de estos vehículos.

Por otra parte, el próximo 13 de septiembre, el Ayuntamiento de Málaga reunirá a todos los implicados en la elaboración de una ordenanza más detallada sobre el uso de los patinetes.

Entre los temas que se abordarán en este encuentro, destacan el lugar por donde estos vehículos han de circular, las medidas de seguridad que deben tener los conductores y que las empresas dispongan de un lugar físico donde atender a los clientes y a las instituciones en caso de ser necesaria alguna gestión.

Mediante la publicación de bandos municipales, el Ayuntamiento ha ido regulando el uso de estos vehículos que, por sus características, deben circular por la acera con un límite de velocidad de 10 kilómetros por hora. Además, se han establecido lugares para aparcar y se ha prohibido su uso en el Centro coincidiendo con grandes acontecimientos como la Semana Santa y la Feria.

Por su parte, Alfredo de Pablos, presidente de la asociación Málaga para la Movilidad, explicó que los patinetes son un problema importante para las personas que tienen visión reducida o ceguera total, que «utilizan los edificios como referente y al colocar ahí los patines ya no pueden ayudarse de ellos».