Ana Cristina Ruiz Mosquera, natural de Ronda, es graduada en Trabajo Social y Psicología. Desde siempre ha sentido una gran preocupación social hacia el denominado fenómeno «nini» (Ni estudia, Ni trabaja), término de origen inglés, «NEET» (Not in Employment, Education or Training), porque afectaba a la juventud de su entorno. Con su tesis, Ana Cristina ha conseguido romper con los prejuicios que acompañan a esta situación que sufren muchos jóvenes, no solo por el fin de la enseñanza obligatoria, sino por la situación personal, el estado del mercado laboral, el nivel formativo o, en un porcentaje ínfimo, por decisión propia.

¿Ha habido siempre ninis, o es algo nuevo?

A mí me gusta referirme a ello en inglés, como NEET, porque el concepto en España tiene una gran connotación negativa,un nini, que ni estudia ni trabaja. Es más una situación en la que se encuentran. Ninis en sí ha habido siempre, pero hasta antes de la crisis esos ninis eran más por elección, eran más vocacionales. A raíz de estos años que hemos atravesado el perfil ha ido variando.

¿El nini de los años ochenta no es el de hoy?

Ha cambiado muchísimo. En la actualidad es cierto que sigue habiendo ninis vocacionales pero hay quienes cuentan con apoyo familiar, los que se encuentran en su casa en una situación cómoda, y aquellos que cuando no cuentan con apoyo familiar tienen que salir a la calle a sobrevivir. Después encontramos ninis resultado del sistema educativo, son jóvenes que han ido pasando por las distintas etapas de nuestro sistema pero este no ha sabido responder a las necesidades que estos niños presentaban. Hay ninis que son resultado de la ESO, de Bachillerato, de Formación Profesional, incluso de los grados universitarios... Y ninis como resultado del mercado laboral. En primer lugar están los que no tienen la formación que el mercado laboral requiere. En realidad hay ninis sobrecualificados, con doctorado, grado, máster... que no encuentra un puesto dentro del mercado laboral, después los subcualificados. Y dentro de los ninis como resultado del mercado laboral, son jóvenes que, pese a tener la titulación que le están requiriendo en el mercado laboral, no cuentan con la experiencia que exigen por tanto tampoco son elegidos en los procesos de selección.

Es decir, ¿no son solo jóvenes que han acabado la enseñanza obligatoria?

No es así. El término nini es un término, más que un concepto. No existe una definición de nini porque, a nivel internacional, por ejemplo la OCDE, los clasifica como jóvenes entre 15 y 29 años que no están estudiando ni trabajando. La Organización Internacional del Trabajo los clasifica entre los 15 y 24 años. La única conclusión común a todas las definiciones es que son personas que no están estudiando ni trabajando, no tiene que ver que hayan acabado la ESO o que no, ahí ya lo podríamos clasificar con la nueva clasificación que he propuesto, que sí lo englobaría.

¿Qué hace a un territorio más susceptible de otro a tener una alta tasa de ninis? En Andalucía supera el 21%...

Los principales condicionantes que influyen es el problema del abandono escolar temprano, que ahí sí serían jóvenes de entre 18 y 24 años cuya formación máxima es el nivel de secundaria, y por otra parte, las dificultades que tienen nuestros jóvenes para incluirse en el mercado laboral. Andalucía siempre está a la cabeza en el problema del abandono escolar temprano dentro de España y de igual forma en la insercción del mercado laboral. Es verdad que ha disminuido el porcentaje de ninis pero también habría que cuestionarse por qué; se están fomentando prácticas laborales, contratos específicos para disminuir ese porcentaje pero, por otra parte, son contratos precarios que sí disminuyen el porcentaje, pero tampoco están permitiendo el desarrollo personal y social de esos jóvenes. Las políticas públicas habría que hacerlas más efectivas y que permitieran a los jóvenes su desarrollo individual y dentro de la sociedad.

¿Entonces la pelota está en el tejado de las políticas públicas y de las ayudas a los jóvenes?

Es eso, se han tratado de poner en marcha programas, tipos de contratos... pero hasta el momento no son realmente efectivos, habría que buscar otros. Hay que tratar de conocer más el fenómeno para poder dar una solución atendiendo a las características reales.

¿Cuál sería su «sota, caballo, rey» para un plan de choque contra el fenómeno nini?

En primer lugar, una orientación real porque en los centros escolares se trata de orientar al alumnado, aunque los orientadores cuentan con muy pocas horas para conocer a todos los alumnos, así que habría que aumentar las horas para que fuera más efectiva. Y hacer investigaciones que dieran a conocer la situación del mercado laboral, no un simple porcentaje o una cifra, sino un itinerario que pudieran seguir las personas que quieren trabajar... hay que hacer un seguimiento más continuo, más individualizado. Al final estamos perdiendo es mucho capital humano.

¿Esto tiene efectos negativos para la sociedad?

Por supuesto también es un problema para la sociedad porque estamos invirtiendo en educación, en empleo y no está siendo efectivo. Al final hay que reformular y tratar de llegar a unas soluciones reales que erradique, este problema. Yo siempre digo que es más importante la prevención que la asistencia de este fenómeno. Si existen jóvenes ninis que sea por elección, porque realmente no quieran estudiar ni trabajar y sea una elección personal.