La serie de TVE Malaka, de la que el pasado lunes pudimos ver el tercer capítulo, está descubriendo a los telespectadores rincones ignotos de Málaga, algunos de los cuales han desfilado por esta crónica.

Uno de ellos es el campo de fútbol resquebrajado que se construyó sobre un depósito, hoy abandonado, de La Palma. Situado a buena altura, entre las primeras estribaciones del Cerro Coronado y la calle Eresma, recuerda, por su destartalada orografía, a lo que en su día fue un tramo de la calle Albacete, conocida como la calle Caída, en Monte Pavero, que se vino abajo en 1989 a raíz de las inundaciones y que fue reparada por el Ayuntamiento en 2005. No ha caído la breva con este campo abandonado de La Palma, que en la serie aparece como lugar de ensayo de una banda de tambores y cornetas, y tampoco parece que un depósito sea el lugar idóneo para marcar goles

Pero el logro de Malaka, aparte de mostrar la potencialidad de nuestra ciudad como escenario de una serie, sin necesidad de que salgan las sempiternas Madrid y Barcelona, es mostrar cómo se habla por estos andurriales, como señalaba hace un par de días en este diario el veterano periodista Guillermo Jiménez Smerdou.

Ha sido un acierto que los personajes empleen expresiones y palabras típicas como majarón, mijita, merdellón o 'más perdido que el barco del arroz', que dan bastante veracidad a los diálogos autóctonos. Pero lo realmente bonito es que los actores andaluces de la serie no hablan como falsos palentinos.

Habrá que confiar en que la moda continúe y cuantas más series de este tipo se hagan, con los acentos de cada rincón de España (y ahí está también Fariña, cargada de acento de gallego), más pronto dejaremos atrás la absurda creencia de que el español correcto es el que más se aproxima al acento de Madrid o de Valladolid, algo más falso que un euro de plástico.

Los ciudadanos nos explican sus palabras malagueñas favoritas

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Este chute de autoestima fonética le vendrá bien a Málaga, donde, como ustedes saben, siguen siendo legión los locutores nacidos en esta tierra que se empeñan en hablar como si hubieran nacido en Zamora, en la creencia de que lo que se habla por aquí no es del todo correcto y claro; y ahí está nuestro alcalde, que lleva varias décadas peleando con las eses cada vez que le plantan un micrófono.

A este respecto, deberían tomar nota del político popular Juan Manuel Moreno Bonilla, el presidente de la Junta, que habla con su acento autóctono de forma bastante clara y con toda la naturalidad del mundo.

A ver si con series como Malaka se nos quitan los complejos de inferioridad y abandonamos conceptos trasnochados sobre el buen hablar. En su lugar, empleemos con toda normalidad, en todos los órdenes de la vida, la forma de hablar español que tenemos en Málaga, tan buena y digna como cualquier otra.

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