Su nombre completo es Ángel García Rodríguez, aunque todo el mundo lo conoce como Padre Ángel, un sacerdote asturiano de vocación filantrópica que ha dedicado toda su vida a luchar contra las penurias que asolan a la sociedad. Marginación, abandono, soledad, violencia... son sus contrincantes diarios. Para él , «la peor miseria es no sentirse querido».Con su nuevo libro Un mundo mejor es posible, el Padre Ángel pretende lanzar un mensaje de esperanza, para no caer en el pesimismo y alentar a la población a ponerse manos a la obra para cambiar el devenir de las cosas y construir un buen hogar en el que vivir en un futuro.

Su libro trae un mensaje muy optimista. ¿Qué nos cuenta?

Es un libro donde decimos que un mundo mejor es posible, que el mundo de hoy es mucho mejor que el mundo de hace 200, 100 o 20 años, aunque lo decimos con argumentos... Menos pobreza, menos personas que mueran por falta de medicamentos siendo real que sigue habiendo demasiadas personas todavía que no llegan a fin de mes o la pobreza infantil, que el mismo gobierno lo reconoce. Pero el mundo de hoy es mejor y el mundo que vamos a dejar a nuestros niños va a ser mejor que el que tenemos.

O sea que eso de que «todo tiempo pasado fue mejor», ¿es solo un dicho?

Hay pasados que han sido buenos pero lo que uno no puede es hacer una afirmación diciendo que todo lo pasado ha sido mejor o peor, sino que tenemos que mirar al presente, mirar al futuro y dejar de compararnos.

Para que el mundo mejore, ¿qué problemas hay que solucionar con prioridad?

El papa Francisco lo dice muy claro: para que el mundo progrese, para que haya más paz, más dignidad, lo que se necesita es diálogo, diálogo y diálogo, es decir, reflexionar y ponerse en el zapato del otro. Cuando hay diálogo, ya no solo en las familias, sino en las instituciones, los pueblos, el gobierno, si hubiera habido diálogo no hubiera habido elecciones. Sin diálogo no es posible hacer casi nada.

¿Se puede equilibrar la balanza? No tener que «mejorar» sino «perfeccionar» el mundo.

El mundo lo tenemos que ir haciendo mejor cada día. El mundo de hoy es mucho mejor que el de ayer. El mundo que vamos a dejar a nuestros hijos y que se está construyendo va a ser mejor si entre todos nos ponemos manos al asunto, no podemos huir de las cosas de antes, sino que tenemos que vivir de lo que vamos haciendo.

Usted ha dedicado toda su vida a luchar contra la exclusión social, el abandono. ¿Se ha sentido desbordado alguna vez?

Siempre nos sentimos abatidos, mantenemos el espíritu pero nos sentimos entristecidos con tantas personas que están rotas, que sufren y con tantas cosas que muchas veces no somos capaces de resolver. Pero es bueno escuchar, estar con los demás y saber que hay esperanza. No nos podemos conformar con el derrotismo.

En la crisis del Mediterráneo, Europa se considera solidaria y, a nivel local, Málaga es ciudad refugio desde 2015. ¿Mucho ruido y pocas nueces?

Donde hay pocas nueces es quizás en la Comunidad Europea. Pero es cierto que Málaga siempre ha respondido ante los refugiados, ante los emigrantes y la Comunidad Europea todavía tenemos que seguir esperando. Yo he oído hasta al mismo Rajoy o Pablo Iglesias en el Congreso decir que se avergüenza de esta Europa.

¿Cree que la clase política está a la altura del problema?

Sin duda alguna que no. Las circunstancias de ahora, de devolver en caliente a las personas, de estar criminalizando siempre a la gente que llega a nuestras tierras... no es una buena postura.

Y ¿qué opina sobre los discursos políticos que tratan de criminalizar a las ONG que operan en el Mediterráneo?

Creo que hay que ser tolerantes con ellos pero también ser fuertes y verídicos, y no consentir eso de que las ONG son la mafia, de que todo es pecado, no. Benditas ONG, benditos voluntarios, cooperantes, benditas fuerzas de la seguridad que ayudan y protegen a los emigrantes cuando llegan.

Sobre el escenario político, ahora que nos encaminamos a unas elecciones...

Es señal de que estamos vivos. Nadie nos ha obligado a ir a unas nuevas elecciones, entre todos lo hemos preparado. La democracia es estar eligiendo en unos momentos y en otros. Cuando no hay acuerdo lo lógico es volver a votar y a elegir. No sé por qué ven tanta maldad en volver a elecciones.

¿Quizás la sociedad está un poco harta de ir a las urnas y que siga el bloqueo?

La sociedad somos todos y todos tenemos responsabilidad. Los políticos son de carne y hueso, los que hemos votado nosotros.

¿Y les daría algún consejo a las formaciones políticas?

Que trabajen y lo hagan con ilusión. Yo incluso creo que debe gobernar el que más votos tenga, eso es algo personal en lo que uno cree, pero la democracia es como es y hay que admitirla.

¿Algún resultado que preferiría que no hubiese?

Preferiría que no hubiera una abstención. Que voten todos, quien no vota a mi modo de pensar no tiene derecho después a protestar. Tenemos que votar todos, desde el Papa hasta el Rey. Vivimos en una comunidad, todos necesitamos servicios de limpieza, o AVE, o servicios sociales o sanitarios. Debemos votar y no esperar a que nos den todo hecho.

¿Cómo es su mundo perfecto?

No puede ser nunca perfecto, sería ficticio, pero un mundo mejor es donde nos entendamos todos, donde no haya diferencias entre negros y blancos, azules y rojos, pobres y ricos. Para mí es que un día podamos convivir los unos y los otros, y lo estamos consiguiendo. Hay muchas nacionalidades en nuestro propio país, donde estamos conviviendo todos... que podamos convivir los que tienen y los que no tienen, los que tienen papeles y los que no tienen. Ese sería mi sueño.