El Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil considera que no hay evidencias de la comisión de ningún «ilícito penal medioambiental» en el vertido de 8.000 litros de combustible procedentes del buque Sicilia de la naviera Balearia (que cubre la ruta entre Melilla y Málaga de la Compañía Marítima Alborán) en las aguas del puerto de la capital, que tuvo lugar en la noche del 15 de agosto, según se desprende de una nota informativa de la Autoridad Portuaria preparada para el Ayuntamiento tras el requerimiento de información del grupo municipal de Adelante Málaga.

Según explica la Guardia Civil, «no existen indicios que hagan pensar que el vertido haya causado daños sustanciales al medio ambiente en lo que se refiere a la calidad de las aguas marinas». Además, «no se detectan indicios de que el vertido haya provocado mortandad de fauna» y se añade que «los medios y protocolos puestos en marcha para la contención de la contaminación se llevaron a cabo por todos los actores implicados con un alto grado de eficacia y debida premura».

El incidente se produjo en la operación de suministro de combustible al buque. La realizaba la empresa Jilosa, autorizada para la actividad. Así, se detectó un vertido de gasóil a las aguas del puerto procedente de un colector de venteo de tanques, ubicado a unos 40 metros hacia popa del portalón de suministro del buque. El vertido se detectó a las 22.15 horas del 15 de agosto por personal de Balearia, que avisó a la Policía Portuaria y a Jilosa. De inmediato, se puso en marcha el procedimiento de comunicaciones y primeras actuaciones de lucha, «consistentes en el uso de toallas absorbentes y barreras absorbentes, colocadas por el equipo de primera intervención formado por el personal y medios náuticos de Sepumasa -amarradores del Puerto-».

A las 22.50, ya con responsables de Capitanía Marítima y de la Autoridad Portuaria, se activa el Plan Interior Marítimo (PIM) y se despliegan barreras de contención a mayor escala. Se establecen dos cercos con las barreras, un primero que realiza el barrido en la dársena de Heredia y que finalmente acota el Muelle 3-3 en su totalidad, y un segundo cerco que cierra las dársenas interiores a la altura del transversal de Poniente y el Muelle 1. «Este segundo cerco se realiza como medida cautelar, ya que, al ser de noche, la visibilidad era muy reducida y no se podía garantizar que parte alguna parte de vertido pudiera no estar en zona controlada». También se estableció un cerco en la alineación del Muelle 3-2 para evitar que por debajo de la plataforma del mismo pudiera salir el vertido hacia la dársena Guadiaro. En estas operaciones también interviene el personal y una embarcación de la empresa Ecolmare. Se despliegan 650 metros de barrera de contención.

A las 1.30 horas, ya el 16 de agosto, el buque Sicilia desatraca sin máquina con apoyo de dos remolcadores, y realizando una maniobra propuesta por el práctico que no dispersa combustible. La empresa Sepumasa realiza con su personal y medios náuticos la apertura y cierre de los cercos para permitir las maniobras de salida del Sicilia, que llega a Melilla a las 6.00 horas. A las 7.30, se revisan las dársenas interiores y se inician los primeros trabajos de concentración y limpieza de vertido. Participan las embarcaciones Salvamar Alnitak y Pelícano. A las 12.00, se inician los trabajos de cambio del segundo cerco, dejando ya acotada la dársena de Heredia y restablecido el tráfico en la dársena Guadiaro. A partir de las 15.00 horas, se inicia la limpieza y retirada de vertido por parte de equipos de Salvamento Marítimo llegados desde Cartagena y Sevilla y apoyo náutico de diversas embarcaciones. A las 21.00 horas, acabaron estas labores. Hasta dos días después, continúan las labores en diversa intensidad, aunque la zona sigue vigilada. Ahora se investigan las causas, pero para iniciar un expediente sancionador habrá que disponer de toda la información, aunque el Puerto destaca la complejidad de las instalaciones a bordo de los buques y «que los incidentes suelen ser consecuencia de una concatenación de circunstancias». La naviera debe aportar información de lo sucedido. La responsabilidad del vertido, de cualquier forma, sería en este caso del causante, el propio buque, aunque la cadena de actuaciones generadas ante una contingencia así atiende a una jerarquía relacionada con el ámbito geográfico que alcanza.

Disposiciones legales

Con respecto a los medios de contención, cabe decir, afirma la Autoridad Portuaria, que los incluidos en el PIM del puerto «fueron suficientes para la contención del vertido». De cualquier forma, sobre la posible responsabilidad en materia de contaminación marítima (de carácter administrativa, no penal), la Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante establece que «de las infracciones por contaminación del medio marítimo producidas desde buques serán solidariamente responsables el naviero, el propietario, el asegurador de la responsabilidad civil y el capitán del buque». Todos ellos quedan obligados a reparar al daño y la Administración puede ejecutar a su costa las operaciones que, con carácter urgente, pudieran resultar necesarias para la preservación del medio. La Junta, sin ir más lejos, afirmó el jueves que abrirá un expediente administrativo para depurar responsabilidades si se concluye que hubo una incidencia medioambiental.