El Hospital Regional registró el año pasado un total de 74 casos nuevos de linfoma, un cáncer del sistema linfático que se da en los ganglios o cualquier órgano como puede ser el pulmón, la piel o el cerebro, entre otros.

El hematólogo Manuel Espeso está al frente de esta consulta desde hace 12 años y asegura que en la actualidad hay unas 200 personas en tratamiento. Una cifra que se eleva a 720 si se tienen en cuenta las personas que también requieren de alguna revisión, una vez superada la enfermedad, o visitan la consulta por vez primera.

Con motivo del Día Mundial del Linfoma que se celebró el pasado domingo 15 de septiembre, el especialista asegura que la tasa de supervivencia en el Hospital Regional ronda el 80 por ciento, un porcentaje superior a unidades de otros hospitales donde se sitúa en el 70 e incluso el 60 por ciento.

El doctor Espeso reconoce que entre los motivos para este porcentaje tan esperanzador está la rapidez con la que conocen los diagnósticos y la variedad de terapias que tienen para ver cuál es la más efectiva para el paciente.

La consulta de linfoma mantiene relación directa con Anatomía patológica y reciben los resultados antes que el propio facultativo que puede haber mandado las pruebas para verificar si están ante un linfoma u otra enfermedad. «El tiempo es oro y corremos todo lo que podemos. Cuando veo los resultados yo mismo llamo al paciente para explicarle qué sucede», resalta. Un proceso que agiliza el diagnóstico entre 7 y 14 días y que lleva al paciente a conocer de mano de este especialista qué sucede y cuáles son los siguientes pasos a seguir.

Esta enfermedad se caracteriza por la multiplicación de linfocitos anómalos que se agrupan en los ganglios o cualquier otra parte del cuerpo. Asimismo, se divide en dos grandes grupos: Linfoma de Hodgkin y los linfomas no Hodgkin, en el que el difuso es el más frecuente. Entre sus principales síntomas se encuentra la fiebre por encima de los 38 grados sin razón aparente, la pérdida de peso de más del diez por ciento de manera involuntaria. «Tú comes normal pero te está consumiendo», matiza el doctor, a lo que suma la sudoración nocturna.

Aunque este tipo de cáncer afecta más a hombres a cualquier edad, sí que hay algunos tipos que se concentran en grupos de población más concretos. «Tengo pacientes que van desde los 15 años en adelante pero, por ejemplo, hay un linfoma de no Hodgkin que se da más en personas adultas en torno a los 60 años», explica Espeso.

Comprobar el estadio, nivel de agresividad, extensión y otros parámetros es la segunda parte del diagnóstico. Una información vital para saber qué tipo de tratamiento es el más adecuado para cada paciente. «Algunos tienen la suerte de tenerlo muy localizado y en un estadio inicial y solo necesitan radioterapia pero lo normal es someterse a quimioterapia», sentencia. Aun así, no es la única opción que tienen a disposición. La inmunoterapia, los inhibidores enzimáticos y tratamientos con dianas terapéuticas son algunas de las posibilidades que tienen y a las que se suman también los autotrasplantes y alotrasplantes de médula ósea.

Aun así, existe entre un 20 y 30 por ciento de pacientes a los que no les va bien las alternativas con las que cuentan o tienen recaídas. «Nuestro objetivo es acortar ese porcentaje y seguir aumentando la supervivencia», explica el especialista.

Para ello, una de las principales demandas del experto al frente de este servicio es abrir una segunda consulta. El doctor Espeso está de lunes a jueves y una compañera se queda los viernes. Sin embargo, la demanda es superior y abrir otra consulta daría la posibilidad de atender con más tiempo a los pacientes. «La consulta está muy saturada, veo a 20 pacientes al día, si tuviera menos podría escucharles más pero no puedo», detalla. En su opinión, la fórmula idónea en estos momentos sería que la facultativa que recibe a los pacientes los viernes pudiera estar durante el resto de la semana.