El consumo masivo de medicamentos y antibióticos, los nuevos hábitos alimenticios, el cambio climático... Las variables son indefinidas y todas están detrás de una realidad a la que se enfrentan los médicos y la comunidad científica. El aumento de las alergias adquiere tintes epidémicos en algunos lugares y Málaga cuenta con una unidad de referencia en la que se abordan los pacientes de este amplio abanico y se investiga con el objetivo de mejorar diagnósticos y dar con tratamientos más certeros que mejoren la calidad de vida del paciente.

Lo que antes era un área dependiente de Medicina Interna hace ya dos décadas que se convirtió en un servicio propio. Decisión visionaria, avalada por estadísticas o por agilizar el trabajo; lo cierto es que la Unidad de Alergia del Hospital Regional cada vez tiene más entidad y abarca un espectro más amplio. El año pasado pasaron por sus consultas cerca de 24.000 pacientes y los expertos apuntan a que en los próximos años aumentará la cifra de manera progresiva.

La doctora María José Torres está al frente del servicio de Alergia del Hospital Regional desde hace tres años. Una unidad en la que trabaja desde hace 25 años y que la conforman a día de hoy ocho facultativos en plantilla y cinco investigadores de carrera. Por ella pasan pacientes con alergias de lo más variopintas y que la responsable cataloga en cinco grupos: respiratorias, alimentarias, medicamentos, himenópteros (abejas, avispas y hormigas) y cutáneas. «Un paciente con algún tipo de alergia puede ver comprometida su vida mientras que los que tienen alguna intolerancia pueden sentir molestias pero no ponen en riesgo su vida» sentencia la doctora Torres para explica la diferencia entre alergia e intolerancia.

Las alergias de tipo respiratorias han sido las que se han atendido de manera predominante en este servicio, sin embargo, la especialista apunta a que en los últimos años hay dos grupos que han subido con fuerza y se prevé que siga en esta tónica. Un podium que lo completan las alergias a medicamentos y las alimentarias. Sin embargo, el reto al que se enfrentan estos especialista es la complejidad que cada vez presentan más pacientes. «Puede ser que un paciente venga con rinitis y, además, tenga alergia a algún medicamento», sentencia. A lo que se suma que las personas conformen avanzan en edad suman dolencias y la cronicidad es un elemento más a tener en cuenta. «Esto es un auténtico desafío», explica.

Por grupos, las alergias respiratorias son muy comunes. La consulta está plagada de rinitis alérgicas que llegan derivadas del médico de cabecera por lo general. «Lo fundamental es el diagnóstico del paciente y cuando está confirmado como alérgico y recibe el tratamiento con inmunoterapia específica», explica Torres.

Otro de los grupos que ha crecido en los últimos años y que supone un gran desafío son las alergias a medicamentos. «Lo más complicado es pensar en que lo que le está pasando al paciente está relacionado con una alergia al medicamento», detalla. Urticaria, hinchazón de ojos e incluso hasta una anafilaxia son algunos de los múltiples efectos que puede provocar en una persona una alergia por fármaco. Para ello cuentan con pruebas cutáneas y analíticas que pueden ir guiando al especialista, sin embargo, lo más habitual es dar en dosis pequeñas del fármaco que se sospecha y observar.

La familia de las penicilinas y amoxicilina son dos de los antibióticos que suman más alérgicos pero este grupo cada vez va a más. El consumo masivo de fármacos está detrás de la resistencia que cada vez más personas desarrollan a ciertos principios activos. Parte de la investigación que desarrollan este grupo de expertos y los de este ámbito están ligados a esta cuestión de nivel mundial.

Otro de los problemas a los que se enfrentan cada vez más es la alergia a la quimioterapia. Las dificultades para encontrar alternativas en ocasiones, hace que los médicos procedan a lo que llaman «desensibilizar». «Damos el fármaco de manera progresiva y poco a poco hasta que lo tolera. Muchas veces hay pocas alternativas a algunos fármacos en concreto», sentencia la doctora Torres.

Los problemas con ciertos alimentos es otro de los motivos que cada vez copan más las consultas de los alergólogos. No hay una respuesta concreta que pueda explicar el por qué de este boom en los últimos años. Los cambios en la dieta, el polen...Para esta experta hay diversas variables que podrían estar detrás de todo ello.

Las frutas y los frutos secos son dos grupos muy comunes entre los adultos. Nueces, almendras, cacahuetes, melocotones, frutas rosáceas e incluso la lechuga son algunos de los productos que tienen que eliminar de su dieta muchos porque su cuerpo no reacciona bien cuando los ingiere. Lo que sí parece estar más claro es que las alergias alimentarias dan la cara en la edad infantil. «Se dan pronto pero puede ir cambiando el desencadenante. En niños es habitual que no toleres huevos, leches o algunas proteína de origen animal mientras que con la edad son más los alimentos vegetales», expresa.

El Hospital Regional es pionero en la inclusión de vacunas para este tipo de alergias. «Básicamente se coloca un extracto de proteínas de estos alimentos vegetales debajo de la lengua y el sistema inmunológico cambia y acaba tolerándolo», explica la doctora sobre una alternativa para aquellos que son alérgicos a alimentos de origen vegetal. «Trabajamos en un proyecto europeo de investigación para ver cómo podemos modificar la respuesta a alimentos de origen vegetal», sentencia.

Los grandes grupos que colapsan las consultas son los expuestos -alimentaria, respiratoria y fármacos- sin embargo, hay otros grupos que la doctora Torres también tiene en cuenta.

Las urticarias y patologías de eccemas de contacto son las características habituales de aquellos que sufren alguna alergia cutánea. La bisutería, el níquel o el cobalto son los principales elementos que producen esto.

Para las alergias a himenópteros, sobre todo a abejas y avispas, cuenta a día de hoy con vacunas efectivas al cien por cien pero la experta matiza que hay que estar preparados porque se prevé un aumento de este tipo de alergias. Un ejemplo de ello es la avispa asiática que en 2018 causó la muerte a tres personas. «Se han dado picaduras en Galicia pero es cuestión de tiempo que pueda llegar aquí», sentenció. El veneno de este tipo de insectos, según Torres, puede causar reacciones severas y en algunos casos incluso la muerte.

En cuanto a la investigación, esta unidad está inmersa en proyectos internacionales y nacionales de tipo alimentario y de alergias a fármacos. Uno de los últimos se centra en el estudio de la rinitis ya que entre un 20 y 30 por ciento de los que sufren esta alergia está localizada en la mucosa nasal. Una variable que las pruebas diagnósticas actuales no contemplan y que suponen falsos negativos que los investigadores quieren atajar para mejorar la calidad de vida de los afectados.