Vive en un bajo, pero justo a la salida de casa «empiezan las trampas mortales». José Luis Clavero, vecino de Plaza de Miraflores, está literalmente encerrado en su casa porque más de 50 peldaños al exterior le impiden hacer vida normal. Un accidente de tráfico lo postró en una silla en marzo de 2014 con 59 años y, desde entonces, el piso que compró en 2003 se ha convertido en una auténtica cárcel. «Sí, vivo en una cárcel. No puedo salir de aquí. Estoy desesperado», expresa a la concejala socialista Alicia Murillo durante una visita a su hogar, que no cuenta siquiera con una rampa de acceso a la casa. «Necesito una rampa de acceso a mi hogar», explica.

En Plaza de Miraflores viven siete vecinos, dos de ellos propietarios de un local comercial en la misma dirección. «Se han convertido en mis piernas, algunos en mis ángeles de la guarda», comenta José Luis, que recuerda «cómo me remuerde la conciencia cuando les pido que me ayudan a bajar las escaleras para ver cómo está el barrio». De hecho, Clavero no tiene posibilidad de hacer las compras como un ciudadano común: «He tenido que sufrir un accidente de tráfico para comprender cómo es el día a día de una persona en silla de ruedas. Málaga no está preparada para garantizar que las personas con movilidad reducida podamos movernos con libertad».

De hecho, este vecino del apartamento dos de la Plaza de Miraflores ha encontrado en su hermano «al aliado que tengo para hacer mis cosas normales», como ir al médico, tomar una cerveza o desayunar un día a la semana, «lo normal, cosas que cualquier ciudadano disfruta de una forma natural y para mí ahora es un lujo». José Luis sólo pide un cambio de vivienda para disfrutar de una vida normal.

«Cambiar de casa no siempre es un capricho», manifestó la concejala socialista Alicia Murillo, profundamente sensibilizada por la situación que vive José Luis Clavero. «Ninguna persona se merece estar presa en su hogar ni tener una actividad social prácticamente anulada por las barreras arquitectónicas». Por eso, la responsable de Vivienda en el grupo municipal socialista exige «que el equipo de gobierno del PP se ponga las pilas con el Plan de Permuta aprobado por todos los grupos políticos de Málaga en 2012».

«Desde ese año», continúa la socialista, «sólo se han aprobado dos permutas, una en el año 2015 y otra en el año 2016, de las 38 solicitudes recibidos por el registro del Ayuntamiento desde 2012». «Tenemos constancia de 38 peticiones, pero sin embargo podrían ser muchas más, porque este es un plan que la ciudadanía no conoce y al que no se le ha dado publicidad desde el equipo de gobierno de PP y Ciudadanos»

La responsable socialista reflexiona sobre «el problema de la escasez de viviendas adaptadas para llevar a cabo la permuta, porque éstas forman parte de las casas en propiedad del Instituto Municipal de la Vivienda». Además, hay familias que «no son beneficiarias de una vivienda protegida pero en las que han acaecido circunstancias que ahora les obligan a demandar una vivienda accesible». Y encontrar una vivienda accesible con la categoría de protegida es «francamente complicado» si entendemos que la accesibilidad no sólo debe estar en el interior de la vivienda, sino también en la salida del hogar y en las calles cercanas. Por eso, Murillo aconseja al alcalde «meditar sobre la barreras».