La provincia malagueña va camino de situarse en un «estrés hidrológico permanente». El campo no duda en subrayar el cambio climático por el que, a la vista de los históricos de agua total embalsada, «Málaga se seca». Lo manifiestan portavoces de dos de los principales colectivos agrícolas. Pero a esa consigna ses suman representantes de consejos reguladores o, en su defecto, de agrupaciones de productores de subtropicales.

Para sustentar tal afirmación se remiten a los datos oficiales que la Junta de Andalucía ofrece en tiempo real. El año hidrológico que empieza justo en estas fechas muestra a presas como la axárquica de La Viñuela, la de mayor capacidad de la provincia, en situación de prealerta. Apenas mantiene 55 hectómetros cúbicos, cinco menos que hace un año, que representan sólo un tercio de su capacidad. Con sus reservas como principal fuente del subtropical de la Axarquía, la campaña del aguacate comienza ahora y apunta ya a posibles restricciones para primavera si no cambia la tendencia de los tres últimos inviernos (secos y aliviados, a modo de excepción, por las excepcionales lluvias de marzo de 2018).

Los embalses en su conjunto no pasan actualmente del 58% de su capacidad. Acumulan en total 360 hectómetros, frente a los 345 que sumaban a estas alturas del pasado año. Las tormentas de las últimas semanas, no obstante, incorporaron cuatro hectómetros al embalse del Guadalhorce, de forma que está ahora al 73%. Así se ha compensado en parte el consumo de este verano, cuya tendencia era la de superar los 90 hectómetros cúbicos. Con la Concepción al 39% y dispuesta a volver a ser el embalse con mayores recursos un invierno más, el balance hídrico de este periodo estival es el de que Málaga «se ha bebido 88 hectómetros».

Los técnicos especifican que el dato es relativo, porque en los últimos días aún quedan por sumarse algunos caudales de las lluvias torrenciales del pasado 14 de septiembre y también recuerdan que no son pocos los grupos de regantes que en junio y julio redujeron sus consumos, frente a otros años, para compensar la falta de lluvias del recién terminado año hidrológico en la provincia.

Los agricultores, que ni una semana pierden el ojo al pronóstico meteorológico y a los indicadores de la Junta acerca de los recursos acumulados, abundan en que en la zona alta de la Axarquía en el último año se acumularon 386 litros por metro cuadrado en precipitaciones, frente a los 464 del año anterior. Ese déficit tiene una primera consecuencia. Si antes de las lluvias de la primavera de 2018, en la Semana Santa de 2017, comenzó de manera histórica a reducirse los riegos a los subtropicales «siendo aún abril», ahora se teme que puedan repetirse aquellos episodios.

Y portavoces del propio sector agrícola como es el caso del presidente de Asaja en Málaga, Baldomero Bellido, se pregunta: «Si han transcurrido dos años y tres meses desde aquella anterior situación a las puertas del Decreto de Sequía, si ya por entonces pedíamos a las administraciones medidas estructurales, ¿por qué no se ha actuado en todo este tiempo?».

La Junta de Andalucía insiste en la falta de financiación durante los últimos años, derivada de una incapacidad para agilizar el trasvase de recursos entre áreas como las dos costas malagueñas. Al respecto se apunta a que actualmente ya se ha reservado inversión para conectar La Concepción con La Viñuela. Y replican alcaldes socialistas de la Axarquía que el anterior ejecutivo autonómico también hizo posible nuevas canalizaciones para unir los pozos de los regantes de Nerja con las canalizaciones que llegan a Torrox desde el embalse axárquico que nutre de agua a la mayoría de las fincas de aguacates y mangos de esta parte de la provincia.

Para el consumo humano

El verano que en estos días llega a su fin, sin embargo, no ha presentado las graves restricciones de anteriores ejercicios, en pleno periodo de sequía. Esas reservas que se acumularon entre marzo y junio de 2018 han servido para no tener que recurrir a reiterados cortes en el suministro que han sido habituales en muchos municipios. Las excepciones son también conocidas. Colmenar, por ejemplo, volvió a tener que solicitar la solidaridad a la vecina Periana. A través de sus portavoces municipales reiteraba en julio su agradecimiento público al equipo de gobierno liderado por el regidor socialista Rafael Torrubia. En esta localidad a diario se rellenaban los depósitos municipales con unas cinco o seis cubas procedentes de un pueblo que sí mantiene excedentes durante todo el año. El Ayuntamiento colmenareño, ante la falta de inversiones de carácter supramunicipal, sí que ha optado este año por buscar una solución definitiva a su situación. Y la ha encontrado en la apertura de un nuevo pozo que, salvo variaciones, podría garantizar el suministro a partir de ahora y con independencia de los periodos de sequía.

La preocupación sí que es máxima en la vega antequerana. Este verano de nuevo hubo un encuentro de alcaldes, esta vez en Fuente de Piedra, al objeto de apremiar a la Junta de Andalucía y otras administraciones para que se haga realidad el ansiado trasvase desde la presa de Iznájar, el principal embalse de Andalucía, «que garantice unos cinco hectómetros cúbicos para paliar la falta de agua potable en municipios como el propio de Fuente de Piedra». Su regidor, Siro Pachón (PSOE), recuerda que en su localidad ya son dos los veranos en los que no se dispone «de agua potable» y con la necesidad de reponer dos días a la semana sus depósitos con la ayuda de camiones.

La Junta sostiene respecto a esta problemática que ya está en marcha un nuevo pacto por el agua, en coordinación con otras administraciones como el Gobierno central y las diputaciones, que permite hacer frente a la sequía con el trasvase en casos excepcionales de los recursos de unas y otras cuencas.

Portavoces de sindicatos agrarios como Asaja, COAG y UPA confían en que la actual prealerta en determinados territorios «mueva definitivamente la voluntad» de representantes públicos implicados en la gestión del agua. Abundan en la importancia de productos como las frutas subtropicales en la economía de cada vez más familias de la provincia. Y determinan que también se debe actuar en las zonas altas, donde más llueve en la provincia, «para que pueda aprovecharse al máximo el agua que pueda quedar luego embalsada». Con estas premisas encima de la mesa tienen previsto participar en breve de los encuentros autonómicos que delimiten la situación actual de cara al nuevo año hidrológico en Andalucía.