A tenor de los testimonios, Sherlock Holmes habría concluido con los ojos cerrados que el Parque del Agua, en el Camino de Colmenar, suele contar con su buena ración de vándalos.

Esta zona verde en cuesta, situada junto a las instalaciones de Emasa, recibe esta semana las quejas de un grupo de usuarios, no por el estado de la zona verde en sí, que es «muy buena», recalca uno de ellos, sino por el botellón que practican grupos de jóvenes, sobre todo durante los fines de semana.

Además de beber, cuentan, algunos de estos jóvenes cumplen con el incomprensible rito de «romper las botellas donde juegan los niños», así que cuando amanece y llegan los primeros paseantes con sus perros, son los dueños de los animales los que se molestan en limpiar la zona, no sólo para que no se corte ningún menor, sino también por sus mascotas.

«Nosotros somos los que limpiamos el parque después del botellón», cuenta una usuaria.

Además, explica que no sólo recogen los cristales sino que, como algunos de ellos tienen botellas de agua con lejía o vinagre para echar al pipí de sus perros, aprovechan para limpiar el tobogán del parque infantil porque como explica, «a veces se orinan en él».

Otro usuario echa en falta más presencia de la policía, aunque explica que, dado que el Parque del Agua cuenta con una salida en la parte más alta, «cuando entra la policía por abajo, ellos se escapan por arriba».

Ha sido en este parque, detalla otra asidua de esta zona verde, donde presenció en una ocasión la entrada de un individuo en moto, a gran velocidad, que casi atropellaba a una pareja de novios que subía la cuesta. Como el novio le increpó, «tiró la moto y se fue a él para empezar a pegarle». Además, cuenta que unos jóvenes que en ese momento estaban en el parque también se acercaron para unirse a la paliza.

Otro usuario, que recalca que en la cuestión del mantenimiento de los jardines no hay queja, sí cree urgente la reposición de bancos y papeleras, mobiliario que el Ayuntamiento retira pero que no repone, y como resultado el parque está perdiendo sitios donde sentarse y papeleras. En este sentido, ponen de ejemplo un banco roto (en la imagen superior), que lleva arrinconado contra una caseta muchos meses.

También echan en falta las personas consultadas una fuente que funcione y siguiendo con la seguridad, más farolas en la larga cuesta que une los dos niveles de esta zona verde. «Cuando se hace de noche bajamos con linternas y eso hace que haya más inseguridad», destaca una usuaria.

El Parque del Agua: muchos deberes por hacer.