El Colegio de Economistas de Málaga ha afirmado este viernes que la provincia de Málaga está notando ya los síntomas de desaceleración que se perciben a nivel mundial y nacional, aunque ha descartado que, de momento, pueda hablarse de riesgo de crisis. La economía de la provincia crecerá este año entre un 2,4% y un 2,6%, una tasa inferior al de años precedentes (donde se ha crecido incluso por encima del 3%) pero suficiente para seguir creando empleo."El crecimiento se modera, pero no hay una crisis ni una burbuja a la vista. Seguimos creciendo, aunque ya no lo hacemos de una forma tan alegre como en años anteriores. Será algo más pausado", ha comentado el decano del Colegio, Juan Carlos Robles durante la presentación del Barómetro correspondiente al segundo trimestre de 2019.

Los econonomistas han advertido, no obstante, del impacto negativo que tendrán para la economía malagueña factores como el Brexit, las tensiones comerciales entre EEUU y China, los aranceles anunciados por Trump para la agroalimentación española o la propia incertidumbre política presente en España, con problemas como la cuestión catalana.

"Podemos decir que ya no vamos como un tiro. Y a Málaga le afectan mucho más estos ciclos depresivos, porque su economía es procíclica. Es más vulnerable, porque crecemos más en los ciclos positivos y decrecemos con más violencia en los negativos", ha comentado el vicedecano del Colegio, Antonio Pedraza que, junto al director de estudios, Fernando del Alcázar, han acompañado a Robles en la presentación.

"Ahora la situación de vulnerabilidad es mayor. La recesión que afecta a Europa y el entorno nos va a afectar a nosotros más por el peso que tiene el sector servicios en la provincia", ha añadido.

El escaso peso industrial de Málaga y su enorme dependencia del sector servicios (que aglutina casi el 80% de la actividad) ha permitido que la provincia esquivara hasta ahora los aires de desaceleración (que sí habían castigado a países industriales como a Alemania), pero esa misma tendencia de ralentización económica global empieza a pasar factura.

El turismo de la Costa del Sol, por ejemplo, sigue creciendo pero a menor ritmo que en años anteriores debido a un ligero descenso delos visitantes internacionales mientras que la construcción, que atraviesa un nuevo periodo de auge, comienza a dar ya señales de haber tocado techo, con descensos tanto en la venta de viviendas como en el visado de nuevos proyectos. La confianza de los inversores en España sigue siendo alta, pero el flujo es inferior al de pasados ejercicios.

Un tema que preocupa especialmente es el Brexit, con posibles consecuencias como la devaluación de la libra que pueden llevar, como efecto cascada, a que ciudadanos británicos que tienen casa en propiedad en Málaga decidan venderlas.

"Es un sector muy importante para nuestra economía, porque ese turismo residencial es el que luego compensa el descenso de turistas en los meses de invierno. El Brexit puede afectar a este segmento", ha alertado Pedraza.

Los economistas también están a la espera de ver la afección de los aranceles anunciados por el Gobierno de Estados Unidos a los productos agroalimentarios españoles y que, en el caso de Málaga, pueden afectar de forma importante a sectores clave como el aceite de oliva. "Nos pueden hacer un roto", ha comentado Robles.