Ni siquiera ahora -con la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga celebrando de la mano el proyecto de Museo Arqueológico- se creen los vecinos de La Trinidad que la versión del cuento de Pedro y el lobo de la que son víctimas desde hace 30 años haya llegado a ese desenlace en el que, por fin, sucede algo que es verdad. De hecho, no tienen claro que este vaya a ser «el proyecto definitivo» para el uso cultural del Convento de la Trinidad, un Bien de Interés Cultural datado en el siglo XVI que alberga la paradójica condena de un valioso edificio abocado al abandono.

Los vecinos del barrio malagueño han encajado con pesimismo y decepción el Museo Arqueológico acordado por la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga para el convento trinitario del siglo XVI. «Solo queremos que no siga olvidado el barrio y hagan algo que revitalice de verdad la zona antes de que se caiga el convento; esto nos lo pintaron muy bonito, pero lo bueno se queda en La Aduana», lamentó resignado el presidente de la asociación de vecinos Trinidad-Centro, Juan Romero.

Al hacer estas manifestaciones, Romero sabe perfectamente a lo que se refiere. Pese a que, en su momento, el colectivo que preside llegó a oponerse frontalmente a la intención del alcalde, Francisco de la Torre, de instalar un museo sobre arqueología, llegaron a darle un voto de confianza y hasta quedaron contentos con las explicaciones sobre el proyecto que le ofrecieron los representantes institucionales con los que se reunieron recientemente.

Pero la sorpresa llegó hace pocos días, cuando -ante la negativa del Ministerio de Cultura a ceder fondos de titularidad estatal y la imposibilidad de un traslado de piezas desde el Museo de Málaga del Palacio de la Aduana- el Gobierno andaluz lo enfocó hacia la exhibición de las piezas que tiene almacenadas: «Nos explicaron que iba a ser un museo muy bueno y nos convencieron, pero ahora hemos visto que el Arqueológico realmente va a seguir estando en La Aduana y aquí habría un Arqueológico de segunda división», criticó el portavoz vecinal.

Juan Romero cuestionó, igualmente, que «al haber un museo arqueológico en La Trinidad que no nos parece adecuada, a no ser que nos demuestren lo contrario los expertos, que son quienes pueden hablar con propiedad».

«Creemos que deberían ubicar ahí otra cosa, pero por lo pronto no nos movilizaremos hasta que veamos que es el uso definitivo, pero hemos pasado ya por tantos proyectos y tantas cosas que creemos que no, que volverán a cambiar hacia otra cosa», dijo Juan Romero con escepticismo.

Precisamente, una duplicidad de espacios fue lo que esgrimió el Ayuntamiento de Málaga cuando instó al nuevo Gobierno andaluz de PP y Cs a cambiar el uso acordado con los vecinos y entidades culturales, pues entendía que el espacio de Artes en Vivo licitado por el anterior Ejecutivo socialista era similar al centro cultural Distrito 6 con el que el Consistorio malagueño recuperará para uso ciudadano la antigua prisión provincial. Sea lo que fuere, en La Trinidad siguen oyendo propuestas con la incredulidad de quien asiste a un eterno «cuento del lobo» que no tiene fin.