Especializado en el diseño masculino, Félix Ramiro lleva tres décadas vistiendo los momentos más importantes de la vida de un hombre. Una marca que conjuga diseño, vanguardia y tendencia y que respeta los valores más tradicionales y el saber hacer artesanal.

Ubicado en el pasaje de Heredia, en Málaga capital, este establecimiento de 400 metros cuadrados se ha convertido en el buque insignia de la marca, con 4 espacios diferenciados entre la zona de casual y ejecutivo, su planta de fiesta y ceremonia; y una sastrería a la altura de la misma Savile Row londinense con un taller integrado y totalmente equipado para que el cliente pueda ver cómo se trabaja su prenda en el momento. Un gran establecimiento de dos plantas, más de una decena de escaparates, cafetería y servicio express.

Sin embargo, la red comercial de la marca abarca mucho más y actualmente cuenta con 12 espacios propios repartidos en ciudades tan variadas como Málaga, La Coruña, Albacete, Ciudad Real, Madrid , en el barrio de Salamanca, o la sastrería dentro de uno de los clubs privados más importantes de la capital de España en plena calle Goya. Unas ubicaciones a las que se une Toledo, la ciudad en la que abrió su primera tienda. Aun así, en estos años ha dado el salto a la frontera y está presente en Rumani?a.

Uno de los últimos hitos de la marca ha sido abrir este año su primer córner en El Corte Inglés y tiene previsto abrir otros 5 espacios en un plazo de no más de 2 años.

Los orígenes de la marca Félix Ramiro se remontan a 1988, un proyecto creado dentro de una humilde familia de origen labriego que nace en una fábrica-taller, situada en la localidad toledana de Menasalbas y que hoy día es donde se crean, producen y gestionan los más de 40.000 artículos anuales que la marca presenta en el mercado cada año.

En vísperas de sus 60 años, el alma máter, diseñador y sastre de este proyecto goza hoy día de un gran reconocimiento gracias al trabajo llevado a cabo estos últimos 30 años y que mantiene a día de hoy. Un oficio que aprendió en el taller de su tío Dionisio Rodríguez, y que, junto a sus estudios de diseño cursados en Madrid y el segundo premio nacional como diseñador, le animaron a adentrarse en esta aventura.