­Los viajes del Programa de Turismo Social del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), que comenzaron a comercializarse el pasado lunes, permitirán el mantenimiento de unos 3.000 empleos dentro del sector turístico malagueño, según cálculos de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos). El litoral malagueño tiene asignadas en esta ocasión unas 75.000 plazas que darán lugar a más de 700.000 pernoctaciones durante los meses de la temporada baja, con una media de entre 8 y 10 días de estancia por visitante, según comentó el gerente de la patronal hotelera, Antonio Aranda, que recordó que este programa no genera rentabilidad para los establecimientos acogidos, pero sí les permite al menos mantener su actividad durante los meses invernales. En Málaga son 14 los hoteles (todos ellos de tres o cuatro estrellas) que este año se han apuntado a la iniciativa del Imserso, repartidos por los municipios de Vélez-Málaga, Torremolinos, Benalmádena y Fuengirola.

«El Imserso no es la panacea para ningún hotel en cuanto a rentabilidad. No ganan dinero con ello pero sí es muy importante para conservar la plantilla de trabajadores y para, en algunos casos, evitar el cierre en la temporada baja», apuntó Aranda. Málaga concentra alrededor del 75% de las plazas destinadas a Andalucía (más de 100.000) y es uno de los de destinos favoritos de los pensionistas españoles. De hecho, la oferta suele agotarse rápidamente. La estancia por jornada cuesta unos 22 euros (incluye pensión completa y animación), lo que supone unos 18 millones en ingresos para los hoteles malagueños acogidos al plan.

Empleo e inversión

Respecto al empleo que se mantiene gracias al Imserso, Aehcos señala que unos 1.500 corresponden a puestos de trabajo directos de los propios hoteles, mientras que otros 1.500 serían de empleos indirectos de la industria auxiliar que da servicio a estos establecimientos (transportistas, proveedores, etc). Aehcos destaca que el retraso que ha sufrido este año el inicio de la comercialización de los paquetes (ha habido disconformidad por las condiciones de precios y también recursos contra la adjudicación por parte de las patronales) ha hecho que los establecimientos que esperaban el plan hayan tenido que hacer «encaje de bolillos» para aguantar con sus trabajadores, optando en algunos casos por dar vacaciones. Los primeros viajeros del Imserso empezarán a llegar de manera gradual a partir del segundo fin de semana de noviembre.

Aranda también destacó que el mantenimiento de la actividad en estos hoteles gracias a estos viajes de los pensionistas supone también un retorno para las arcas públicas en forma de cotizaciones y seguros sociales.

«Por cada euro que invierte el Estado en estos viajes, recupera 1,5», asegura. En total, el Programa de Turismo Social del Imserso para las temporadas 2019/2020 y 2020/2021 asciende a 1,14 millones de euros, de los que el 20,39% es de la aportación del Imserso y el 79,61% de los beneficiarios.

En el programa participarán unas 900.000 personas durante la temporada. El precio de los paquetes oscila dependiendo del destino y la duración de la estancia, de entre cuatro y 15 días. El 65% de los pensionistas que participan en el programa de viajes del Imserso cuenta con una pensión inferior a los 1.050 euros al mes.

Visión sindical

El programa del Imserso también es celebrado por los sindicatos, que valoran su contribución al empleo. «Se diseñó para que los hoteles se mantuvieran abiertos en invierno y que pudieran así cubrir los gastos en temporada baja, no para ganar dinero», recordó el responsable de Turismo de CCOO, Gonzalo Fuentes.

La central dice se ha demostrado que las aportaciones de dinero público contribuyen a mantener empleo y generar riqueza. «Cada euro ha generado, al menos, 1,50 euros, y ha significado ahorro en prestaciones de desempleo e ingreso de cuotas por parte de la Seguridad Social. Además, ha producido gasto de los turistas en servicios complementarios como hostelería, transporte o comercio», señaló.

CCOO añadió que también contribuye a «aminorar la estacionalidad turística en muchos destinos españoles para que estos no se conviertan en «desiertos invernales».