La pasada semana, este diario informó de la denuncia de vecinos de Monte Dorado por lo que consideran unas obras ilegalesMonte Dorado de una zona de recreo realizadas dentro de los límites urbanísticos de su propio barrio, por vecinos de la urbanización que linda con ellos, Balcón de Olletas.

El caso es que, hace 13 años, dos vecinos de esta urbanización ya admitieron a la Policía Local, que inspeccionó la zona, que las obras las hacía un grupo de familias de la urbanización sin licencia y en un terreno que no les pertenecía, con el objetivo de mejorar el entorno.

Urbanismo ya tiene en mente demoler o mandar demoler estos 5.000 metros cuadrados de construcción, que en nuestros días han sido declarados en el PGOU zona verde.

Precisamente, esta zona verde, bastante más amplia que esos 5.000 metros, y que separa Monte Dorado del Balcón de Olletas, vuelve a esta sección, en este caso por la verja que da acceso desde la calle Gladiolos, en la urbanización.

Vecinos de Monte Dorado llevan varios años reclamando que se elimine la verja que separa la urbanización de esta zona de monte, un paseo que enlaza con el barrio vecino y que tiene a sus pies la rauda avenida de Guerrero Strachan.

Con los años, la verja digamos que ha ido cogiendo consistencia, y si hace unos años era primero una cadena y luego un verja algo endeble, hoy nos encontramos con una verja mucho más recia y alta y recuerda a las que rodean muchos parques de Málaga.

«Antes había una puerta muy deteriorada con un candado puesto y lo quitamos nosotros», cuenta Miguel Campos, expresidente de la Asociación de Vecinos de Monte Dorado.

En la actualidad, muestra a esta sección, la nueva puerta sigue sin candado pero consideran que debe eliminarse toda barrera. El exdirigente vecinal ve en esta verja algo más que el poner puertas al campo, lo consideran una separación entre dos barrios vecinos porque el suyo no tiene el nivel socioeconómico de la urbanización, de ahí que lo vean como «denigrante».

Pero además, la razón para quitarla tiene que ver con la seguridad. «Estamos preocupados si se produce alguna vez un incendio»,cuenta.

Porque, aunque no haya candado, la calle Gladiolos termina en una pequeña glorieta en la que aparca un buen número de coches, y como recuerda José María Lobera, otro expresidente vecinal de Monte Dorado, el camión de bomberos no podría acceder por el tapón de los coches. A la vez, recomienda que se elimine la acera que convierte esta calle en una vía sin salida, otro obstáculo más.

Los vecinos quieren que justo ahí se instale un disco de prohibido aparcar. Y en suma, que los dos barrios estén comunicados de forma razonable, sin barreras innecesarias y que, encima, pueden suponer un problema más en caso de incendio.