Un equipo de científicos pertenecientes a la Universidad de Málaga (UMA), al Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) de Tarragona y al Museo de Historia Natural de Los Ángeles (California, EEUU), liderado por la profesora del Departamento de Ecología y Geología de la UMA María Patrocinio Espigares, ha identificado y cuantificado las modificaciones de origen humano conservadas en los restos fósiles de grandes mamíferos de los yacimientos de Barranco León y Fuente Nueva-3, en Orce (Cuenca de Baza, Granada), datados en 1,4 millones de años.

Estas localidades arqueopaleontológicas conservan las evidencias sobre restos óseos de presencia humana más antiguas conocidas, por el momento, en Europa occidental, incluido un diente humano de leche. Su análisis ha permitido conocer mejor la alimentación de los primeros europeos. Se han analizado unos 15.000 huesos fósiles. Según los expertos, se ha registrado 227 restos con modificaciones producidas por grupos humanos primitivos, consistentes en diferentes tipos de marcas de corte -incisiones, aserrados, raspados y tajos-, originadas durante el despellejamiento, desarticulación, descarnación y evisceración de los cadáveres; así como marcas de fractura -muescas, extracciones de lascas de hueso, puntos de impacto y roturas espirales-, producidas durante la fracturación de los huesos para acceder al tuétano de su interior. «Estas marcas se efectuaron con piedras de sílex y caliza, bien representadas en ambos yacimientos. Además algunos restos presentan también marcas ocasionadas por la dentición de grandes carnívoros.