Hace varios meses vi en televisión una película titulada 'El Loft'; el artículo -el- como estaba en español no me ofrecía duda alguna. Sin embargo de la palabra Loft -supuse que era inglesa- no sabía su significado. Recurrí a un diccionario del país del Brexit y sin dificultad encontré la deseada traducción: desván. Aunque sé lo que es un desván porque es un vocablo corriente y en casa de mis padres había un desván, recurrí al diccionario de la RAE para asegurarme su significado. Textualmente dice: «Parte más alta de la casa, inmediatamente debajo del tejado, que suele destinarse a guardar objetos inútiles o en desuso».

El desván de la película 'El Loft' no correspondía a la definición española; en la película el desván es un apartamento de lujo en una planta intermedia de un rascacielos, muy bien decorado, dotado de muebles de lujo, alfombras y una cama espaciosa. Quizá loft tenga una segunda o tercera acepción que no aparece en el diccionario consultado.

En todas las lenguas, supongo, hay palabras que sirven para identificar o denominar varias cosas; en nuestra lengua, sin ir más lejos, el vocablo 'pista' tiene las siguientes acepciones: huella o rastro que dejan los animales y personas en la tierra por donde han pasado, conjunto de indicios o señales que pueden conducir a la averiguación de algo, espacio acotado para cierto tipo de carreras, juegos o competición; espacio destinado a bailar en salones de recreo, espacio en el que actúan los artistas de circo, terreno preparado para el despegue y aterrizaje de aviones€

Y quien dice pista dice quinta, banco, madera€ palabras que tienen varias acepciones, porque no es lo mismo un banco del parque que un banco para guardar o sacar dinero. Es posible que loft signifique desván y tenga una acepción admitida o no con otro sentido. Recurriendo a una palabra del vocabulario malagueño, quizá la tercera o cuarta acepción de la palabra loft, coincida con 'picadero'. La primera acepción es «lugar o sitio donde los picadores adiestran y trabajan los caballos y las personas aprenden a montar». Pero la segunda acepción coincide con el desván de la película 'El Loft': «casa o apartamento que alguien dedica a sus encuentros eróticos de carácter reservado». Resumiendo: loft, en la película de marras, es un picadero.

En estos tiempos no es necesario recurrir al vocablo picadero (o picaero como se dice en Málaga) para encuentros secretos o citas amorosas. Con la libertad que reina en el país, no en el campo de las citas amorosas, sino en cualquier faceta de la existencia diaria, sobran palabras que tienen doble sentido porque no hay el menor reparo. Las cosas se dicen a lo bestia, sin el menor recato o timidez. Con ver y oír algunas cadenas de televisión, leer los mensajes que circulan a través de las redes sociales, oír a algunos políticos€ es suficiente.

El bungaló

Lo escribo en español porque la Academia de la Lengua, la encargada de limpiar y lustrar nuestro idioma, españolizó la palabra inglesa 'bungalow'. Se escribe tal y como se pronunciaba la gente: 'bungaló', y si son varios, 'bungalós'.

Cuando empezó la fiebre de construirse una casa pequeña de una sola planta en lugares destinados al descanso -un bungalow entonces-, la gente, el pueblo, la masa, relacionó estos rincones como los antiguos picaderos, y apañó la palabra inglesa a su posible utilización: 'follaslón'. Esta palabra no está en las ediciones del diccionario popular malagueño, pero el día que se haga una revisión y se incorporen nuevas palabras malagueños, seguramente se incluirá la que hace treinta y tantos años acuñó alguien para definir su uso.

En la película que comento y que se proyectó en una de las televisiones, un grupo de amigos adinerados o de alto 'standing' alquilan o compran un lujoso desván -loft- para sus citas o encuentros amorosos sin que sus esposas tengan conocimiento de ello. Una de las jóvenes invitadas por uno de los usuarios muere€ y ahí empieza el rollo, el problema de desprenderse del cadáver y saber qué personaje es el culpable del occiso.

Un malagueño más

Hace unos meses en el mercado de Atarazanas coincidimos mi mujer y yo con un señor en uno de los puestos de frutas y verduras que estaba comprando como nosotros. Salió a relucir una fruta muy consumida, el albaricoque, que en Málaga conocemos familiarmente como 'amasquillo' o 'damasquillo'.

Precisamente el interlocutor recalcó lo de amasquillo que es como la gente de Málaga denomina esa fruta. Y me aclaró que él no era malagueño pero llevaba muchos años en Málaga y se sentía como un malagueño más.

Desde que se instaló en Málaga tuvo conciencia de que tenía que asumir las costumbres de aquí y aprender las palabras que los malagueños utilizan en el lenguaje coloquial.

Charlamos unos minutos y saqué la conclusión que conocía, no voy a decir más que yo, pero sí que estaba familiarizado con el vocabulario malagueño. Para ser más de esta tierra, desde que llegó aquí visitó todos los pueblos de la provincia, visitas que después ha repetido con sus hijos para la misma finalidad: vincularse a la provincia en la que decidió establecerse.

Cuando nos despedimos utilizamos a misma expresión: ¡Hasta más ver! Y semanas después, al reencontrarnos en el mismo escenario, nos despedimos como lo hacen gentes de los pueblos: '¡Cóndio!', acrónimo de Con Dios.