Ayer hablamos en este diario de un problema urbanístico, con disparidad de criterio según se trate de vecinos de la urbanización Balcón de Olletas, vecinos de Monte Dorado e incluso la Gerencia de Urbanismo.

Las diferencias, eso sí, los vecinos de la zona las aparcan cuando se trata de subrayar las clamorosas carencias del peligroso y tercermundista Camino del Colmenar, del que hemos hablado en más de una ocasión.

Porque este antiguo camino, la salida natural a los Montes de Málaga, es desde hace entre 30 y 40 años el acceso directo a varias urbanizaciones y barrios de Málaga. Las entre tres y cuatro décadas transcurridas no han sido suficientes para que nuestros concejales y alcaldes respectivos espabilen y acaben con la espantosa inseguridad vial de la zona.

Bastaría, como tantas cosas en Málaga, con que nuestros representantes políticos aparcaran el coche y se dispusieran a examinar a pie, sin trampa ni cartón, el Camino del Colmenar.

Pero como la seguridad vial de nuestro alcalde y nuestro equipo de gobierno es lo primero, posiblemente nos privaremos de la imagen de Paco de la Torre (y alcaldes sucesivos) jugándose el tipo como todos los vecinos que recorren este camino a pie.

El asunto es bien sencillo, bastaría con que el primer edil y su equipo de gobierno aparcaran los coches en la explanada pasada la venta Vázquez -a la que el firmante no le une parentesco- y con arrojo y valentía se dispusieran a recorrer el siguiente kilómetro a porta gayola, como si se tratara de una calle más de nuestro callejero.

Pronto descubrirán que la minúscula acera de la derecha está tomada por la vegetación, mientras que en la curva de la carretera, la acera ha desaparecido de los dos lados del camino y lo más seguro es tratar de avanzar por una hondanada terriza y con hojas secas.

Les espera un avance lento mientras otean el paso raudo de los coches. Son unos cientos de metros achacosos y peligrosos, hasta llegar a la parada de la EMT, pequeño oasis para el peatón, justo a la entrada de tres urbanizaciones.

Pero si tienen arrestos, les espera lo peor: caminar hasta Monte Dorado por un camino abierto en la roca que nunca tuvo en cuenta a los peatones, por lo que no hay aceras y el paseante deberá optar por la opción menos mala: caminar por los canales de desagüe, mientras su seguridad vial pende de un hilo hasta llegar cerca del barrio de autoconstrucción.

El firmante, en los muchos años que lleva denunciando este olvidado trozo de Málaga, ha visto a personas de todas las edades, incluidos ancianos y niños, jugarse el físico por este camino.

Lo dicho, bastaría un paseo a pie de nuestro alcalde y sus asombrados concejales para que, al día siguiente, se pusieran manos a la obra para remediar este olvido de décadas. Ánimo y al toro.