A primera hora de una larga jornada de campaña electoral, los representantes de seis partidos que aglutinan todo el espectro político debatieron desde el respeto y, salvo ciertas excepciones, no llegaron a declararse la guerra en nombre del antagonismo ideológico que a algunos los une (y los separa). En el encuentro celebrado a la lumbre del tradicional café con churros en la redacción de La Opinión de Málaga, se dieron cita los cabeza de lista al Congreso de los Diputados por la provincia de PSOE, Ciudadanos, PP, Vox y Más País: Ignacio López, Guillermo Díaz, Pablo Montesinos, Patricia Rueda y Carmen Lizárraga. Por Unidas Podemos, acudió la número 2, Eva García Sempere, quien una vez más logró que no se echara en falta a su número 1, Alberto Garzón, que volvió a declinar la invitación pese a que se encontraba en la capital malagueña.

El hielo lo rompe el candidato del partido que ganó en abril, Ignacio López (PSOE), quien señaló como prioridad «las urgencias sociales: incrementar el salario mínimo, actualizar las pensiones, potenciar el alquiler social o dotar de más capacidad la Ley de Dependencia». Además, tal como demandaba el guion, se refirió a proyectos para la provincia y, entre ellos, citó los Baños del Carmen, las playas, el acceso norte al aeropuerto o el corredor mediterráneo.

Guillermo Díaz (Cs) arrancó con un «se habla poco de Málaga» muy gráfico y desgranó la apuesta de su partido por el recrecimiento del embalse de La Concepción, el cercanías al PTA, la protección del litoral como «un total» en la provincia, el acceso norte al aeropuerto y la depuradora de Nerja.

Pablo Montesinos (PP) esbozó su compromiso «de tender la mano al resto de fuerzas para ver aquello que nos une y llegar a un gran acuerdo por las infraestructuras que necesita la provincia». «Lo hice en la anterior campaña y lo reitero ahora, es importante que nos sentemos para hablar de la rehabilitación de nuestras costas, el acceso norte al aeropuerto y demás infraestructuras que necesita Málaga para avanzar», propuso.

Eva García Sempere (UP) lanzó un irónico «qué bonito sería si siempre estuviéramos en campaña porque ahora estamos muy de acuerdo en las cosas que faltan para Málaga, esperamos que siga así a partir del 10 de noviembre». Además, puso el foco sobre «la limitación del alquiler vacacional y del precio del alquiler, que está expulsando a la gente de sus barrios, un plan de trabajo garantizado y el blindaje de los servicios públicos».

Patricia Rueda (Vox) se refirió a «medidas de sentido común que vienen a ayudar por mucho que digan que somos raros». «Eliminar trabas burocráticas, duplicidades que eviten el despilfarro, un plan hidrológico nacional que garantice el suministro, trabajar por el vertido cero o el transporte de personas y mercancías, el control del dinero público y medidas contra los okupas o la inmigración ilegal» figuran entre las propuestas que remató recordándole a Montesinos que «el PP no es la alternativa».

Carmen Lizárraga (Más País) dijo, tras oír al resto, que «da la sensación que se está de acuerdo» y se preguntó «qué ha pasado estos seis meses, sabiendo que se le da una oportunidad a las derechas». «Si se revalida la mayoría de progreso, pondremos acuerdos programáticos sobre la mesa», agregó aludiendo al desbloqueo que el nuevo partido de Errejón lleva en su adn.

Salir del bloqueo

Pablo Montesinos (PP) dijo que no iba a entrar «en el y tú más ni en el regate corto porque los ciudadanos quieren soluciones y juntos somos más fuertes». En esa línea, habló de un «compromiso diáfano del PP para que haya Gobierno de inmediato si saca un escaño más que Pedro Sánchez». «Para avanzar tenemos que pasar del bloqueo a las reformas», propuso.

Díaz (Cs) sostuvo que para salir de «la situación de bloqueo y hartazgo» hay que llegar a acuerdos el 11-N. «Si sumamos con el PP, propiciaremos un cambio como en Andalucía; no obstante, ofrecemos a PP y PSOE un decálogo de reformas urgentes que afectan a natalidad, pensiones, educación, lucha contra la corrupción, sanidad o despoblación, entre otros asuntos que importan a los españoles, porque estamos en un momento crítico de la historia del país y proponemos hablar menos de Franco, Torra u Otegi y más de Málaga, Andalucía y España». Eso sí, el hecho de que aludiera al fin de la corrupción en Andalucía y pusiera al Gobierno del cambio como referente provocó su primer rifirrafe con el socialista Ignacio López, lo que evidencia que ambos aparcan siempre bastantes años de amistad en la puerta de cada debate y luego, al salir, retoman la complicidad.

García Sempere le recordó a Díaz que «hay un gobierno como el madrileño muy bonito en temas de corrupción y Cs le apoya». Y, luego, comenzó este bloque por «el esfuerzo que ha hecho Unidas Podemos para lograr acuerdos» desde que apoyó la moción de censura contra el expresidente Rajoy.

El candidato del PSOE encomendó la solución a una victoria más holgada de su partido «porque es el que va a ganar y el único que puede gobernar, como dicen todas las encuestas». «Queremos solucionar los problemas de la gente y para eso necesitamos un respaldo más amplio y estabilidad, no necesitamos solo una investidura sino una legislatura completa», recalcó.

Patricia Rueda (Vox) fue de lo más ilustrativa al iniciar su turno con un «yo escucho hablar de encuestas y se me ponen los pelos de punta». «Los escucho a todos decir lo que les preocupa esta situación pero ahí están de nuevo malgastando el dinero en unas elecciones; hablar de pactos es hablar de sentido común y coherencia», dijo.

En este punto, Lizárraga atacó a sus compañeros de la izquierda. Al PSOE le pidió que garantice que no van a ceder a una gran coalición y a Unidas Podemos le preguntó si están seguros de que con esta repetición electoral no le van dar «otra oportunidad a las derechas».

El problema catalán

Cuando en la conversación se abordó el tema de la unidad de España, con el doble punto de Cataluña y la exhumación de Franco, llamó la atención que en el asunto del dictador no fue mencionado hasta que lo abordó, al echarlo en falta en los demás, el candidato socialista. Igualmente, el caso catalán reavivó el enfrentamiento entre López y Díaz, mientras el de Cs le preguntaba por cuántas naciones tiene España y el socialista reiteraba que el problema catalán debe solucionarse desde el diálogo.

Por su parte, Montesinos presentó al PP como sinónimo de «un Gobierno al que no le tiemblen las piernas, que con seriedad y sentido de Estado actúe porque el señor Torra pudo elegir entre estar con los agentes o con los disturbios y se posicionó; pedimos la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional».

Patricia Rueda instó «a evitar la crispación y el odio» refiriéndose a «un golpe de Estado que tiene como rehén a todos los españoles que viven en Cataluña», y citó las querellas contra los independentistas presentadas por su partido.

García Sempere dijo que «la Constitución no es patrimonio de ninguna fuerza política» y que le preocupa que «solo hablemos de conflictos territoriales para una zona concreta y no de brechas territoriales como las que hay entre zonas rurales y urbanas, o entre el sur y el norte de nuestro país».

Lizárraga opinó que «ni los jueces ni las fuerzas de seguridad ni la gente protestando pueden hacer el trabajo que le corresponde a los políticos, nos corresponde sentarnos y llegar a acuerdos para recuperar la convivencia entre todos los catalanes y Torra ya no es representativo de poder garantizarla».

Deseos para el 10-N

La ronda final de intervenciones relajó la tensión y, sin réplicas, cada candidato esbozó sus deseos para la noche del 10-N. Díaz (Cs) insistió en que «es necesaria en España una fuerza liberal, moderada y reformista». «Me atrevo a decir que el voto a Ciudadanos en estas elecciones vale triple: para hacer reformas, para frenar al nacionalismo y para el desbloqueo», apuntó.

García Sempere (UP) aseveró que «se corre el riesgo de perder los avances en derechos y libertades de esta sociedad si tienen una representación fuerte en el Congreso ciertas fuerzas que niegan el cambio climático, la violencia de género y otras cosas». «No puede dar pereza ir a votar, más pereza dará tener cuatro años de un Gobierno que recorte por abajo», dijo.

Carmen Lizárraga (Más País) expuso que «no podemos arriesgarnos a que haya una gran coalición el 11 de noviembre, tampoco a darle una tercera oportunidad a las derechas y, por eso, nos dirigimos especialmente a ese 30% de gente que está indecisa y se siente harta y cansada porque vamos a poner el país por delante de las siglas».

Patricia Rueda (Vox) comenzó aludiendo a «la incapacidad para formar Gobierno, incoherencias, dimes y diretes, promesas incumplidas, mala gestión, un país dividido, la crispación y más de lo mismo» que atribuyó a las demás formaciones y «ante eso» propuso «la unidad de España, el cumplimiento de la ley o medidas para ayudar a autónomos». «Vox es muy útil, lo está demostrando en las instituciones y, en general, con su lucha contra el fin de los chiringuitos y la contratación a dedo», concluyó.

Ignacio López (PSOE) reclamó «el desbloqueo, porque si no le damos un Gobierno estable a nuestro país no se podrán resolver los problemas». «La derecha está empeñada en hacer de todas las elecciones una batalla cultural e identitaria, muy emocional pero que no tiene nada que ver con las necesidades de la gente; en nuestro programa político planteamos qué vamos a hacer con quien no llega a fin de mes o con quien su pensión no es suficiente y queremos que haya oportunidades laborales y un país limpio y sostenible», deseó.

Pablo Montesinos (PP) abogó por el PP como única opción para arrebatarle el poder al PSOE. Esto, en su opinión, es factible concentrando el voto de centro-derecha y atrayendo la papeleta de los socialistas descontentos: «Nuestra idea con más fuerza es que todos sabemos que somos la única alternativa a Pedro Sánchez, lo saben todos los malagueños y el mensaje es en positivo, para todos los malagueños, de que juntos somos más fuertes y juntos podemos conseguirlo».