Alguna vez el firmante ha contado que escribir una crónica con un edificio oficial de por medio tiene su dificultad, porque a la hora de hacer fotos que dejen constancia del asunto que sea, lo mismo puede ser confundido un servidor con James Bond, o más bien con un espía de medio pelo, dada la preocupante caída del cabello de quien esto escribe.

Ocurrió, por ejemplo, al fotografiar la floración de una callistemon o planta limpiatubos de hermosas florescencias de color rojo brillante, que se encontraba en el jardincito del antiguo hotel Caleta Palace, la actual Subdelegación del Gobierno.

También pasó al retratar las pasadas suciedades, desventuras y grietas de la antigua Casa de Socorro del Llano de Doña Trinidad, obra de Guerrero Strachan, hoy una comisaría de la Policía Local.

Así que para evitar el tener que dar de nuevo el DNI -además de explicaciones a la autoridad competente- el pasado lunes un servidor se situó al otro lado de la avenida del Arroyo de los Ángeles para fotografiar, en la acera de enfrente, una de las Chorisia speciosa o palos borrachos más bonitos de Málaga, que, por cierto, se encuentra justo delante de la Comandancia de la Guardia Civil.

El pasado lunes fue también la festividad de San Martín, y aunque el refranero popular no siempre acierta, asegura para ese día que «El viento que anda en San Martín, dura hasta el fin» y esta parece la tónica de esta semana otoñal con algunos ramalazos invernales.

Y sin embargo, pese a la fría ventolera, aguantan como pueden las flores rosadas de esta maravilla originaria de Sudamérica, que tiene en la avenida uno de sus puntos fuertes, con varias chorisias acompañando el antiguo cauce del arroyo, hoy soterrado.

Hace unos días ya vimos cómo el jardín botánico de la UMA exhibía una Chorisia insignis de grandes flores amarillas y un tronco a prueba de salvajes, gracias a su superficie perlada de pinchos.

Los troncos moderadamente inflados de las chorisias del arroyo son más vulnerables, al no lucir tan llamativa armadura, pero en las alturas ‘soportan’ si cabe más hermosura.

Entre las muchas cosas buenas que tiene el otoño en Málaga se encuentra este regalo de la floración de los palos borrachos, que al estar ya desprovistos de hojas, acrecientan si cabe lo espectacular de su despliegue floral.

Aunque al César lo que es del César: se echan en falta más palos borrachos a ambos lados para crear un efecto tan maravilloso y espectacular como el que cada mes de abril nos regala la calle Eduardo Domínguez Ávila en Capuchinos. Como sabrán, se trata de unos 500 metros de esplendor vegetal gracias a las bauhinias o ‘árboles orquídea’ plantados a ambos lados.

Algún día, el turismo botánico estará de moda y Málaga será una de sus capitales europeas.