En este mes se conmemora los cincuenta años de la celebración de la I Semana de Cine de Autor de Benalmádena, nacida del acuerdo entre el alcalde del municipio, Enrique Bolín Pérez Argemí, y del gran aficionado y después profesional de cine, Luis Mamerto López-Tapia.

Enrique Bolín, como alcalde, porque estimó que la celebración del certamen contribuiría al lanzamiento del nombre de Benalmádena, agazapado entre el esplendor de Torremolinos y Fuengirola, que sonaban en los ambientes turísticos. Benalmádena quedaba igual que Mijas en un plano inferior. Los hoteles y apartamentos de Benalmádena se anunciaban como de Torremolinos.

Luis Mamerto López-Tapia, que por razones familiares se estableció en la Costa del Sol, era un gran aficionado al cine y lo conocí porque se hizo socio del cineclub de Málaga del que yo era secretario. Hicimos amistad y, aunque él se trasladó después a Madrid y se incorporó a la industria cinemográfica como guionista, director y productor, la amistad no la perdimos nunca.

La primera edición

La primera edición de la Semana de Cine de Autor, dirigida por López-Tapia, se celebró entre los días 3 y 9 de noviembre de 1969 en el complejo Alay. Una de las salas destinadas a congresos, reuniones, eventos€se acondicionó como sala de proyección. No recuerdo el aforo pero para empezar la aventura bastaba.

No me pareció muy correcta la definición «cine de autor», porque todas las películas tienen un autor, el director. Claro que hay directores que gozan de cierta libertad y directores que se someten a las indicaciones de la firma que financia su producción.

Un crítico de cine francés, refiriéndose a la semana de Benalmádena, escribió que era como el «cruce de todos los cines en contacto directo con la realidad compleja del mundo de hoy».

Hay tantas maneras de definir lo que es cine de autor, que lo dejo a la interpretación que cada uno quiera darle.

Lo que sí recuerdo muy bien fue la primera sesión del día 3 de noviembre de 1969 a las 10 de la mañana en el hall de Congresos de Alay con la proyección de la película tunecina 'Mohktar', dirigida por Sadoc Ben Aicha. Escribí entonces: «En sala del complejo Alay, con asistencia de siete personas, se inició la Semana de Cine de Benalmádena con la proyección€».

La escasa concurrencia es pura anécdota porque la asistencia fue aumentado de forma paulatina hasta llegar al día de la proyección en el Palacio de Congresos de Torremolinos varios años después de la película japonesa 'El imperio de los sentidos', de Naghisa Oshima, que colapsó la circulación en la Carretera de Cádiz porque en el ramal de acceso al citado palacio se produjo tal embotellamiento por el número de turismos, que tuvo que personarsre la policía para ordenar el caos. La película se pasó dos o tres veces en distintas salas para poder atender la demanda de los espectadores.

En la edición inaugural se proyectaron películas procedentes de veinte países, como Bélgica, Holanda, Hungría, Irlanda, Cuba, China... Hubo varias secciones, como películas a concurso, retrospectiva del cine checoslovaco, nuevo cine africano, muestra del cine underground€

La segunda

La segunda edición tuvo el mismo escenario y el mismo director. Se produjo un lamentable incidente que le costó la salida a López-Tapia. Fue durante la proyección de una película de Ricardo Franco: coincidiendo con el polémico proceso de Burgos, hubo puños en alto, saludo con el brazo en alto por parte de un falangista y, para colmo, la reacción de determinadas personas contra una película realizada sobre un tema histórico por Ángeles Rubio-Argüelles interpretada por actores de su academia.

Incluso se colocó ante el proyector una silla para que no se viera la película.

En la edición tercera la dirección corrió a cargo de José Luis Guerner y se pasó del Alay al Palacio de Congresos de Torremolinos sin perder el nombre de Benalmádena.

El Palacio de Congresos permitió que simultáneamente se pudieran pasar tres o cuatro películas, celebrar ruedas de prensa, entrevistas... La edición de 1972, la cuarta del certamen, pasó a dirigirla Julio Diamante, que permaneció en el puesto hasta su desaparición. La última fue la número 17 entre el 29 de abril y 7 de mayo de 1989.

Aunque el director seguía siendo el mismo el certamen pasó a denominarse Semana Internacional de Cine de Autor de Málaga (Semanautor) con subvenciones de la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Málaga y el I.C.A.A. del Ministerio de Cultura.

Lo que significó

Transcurrido el tiempo y al rememorar todo lo pasado, hay que reconocer que, al margen de algunas manifestaciones y actitudes, el certamen rompió moldes y permitió la proyección de películas que la rígida censura no hubiese autorizado para su estreno en España...

Pero ¿qué ha significado la Semana de Benalmádena en el ámbito cinematográfico español al margen del objetivo turístico que lo promovió?

Me voy a permir la licencia de autoplagiarme porque en 2006 escribí un artículo que me fue solicitado para el libro '1973-83. Crónica de un sueño' editado por C&T. El título - 'Un festival «rojo» en el franquismo'- no lo elegí yo sino el editor. Trece años después creo que tiene vigencia.

El artículo está en la página 48, y transcribo algunos párrafos que dan respuesta a la pregunta ¿Qué significó la Semana de Cine de Autor de Benalmádema?

«La irrupción de la Semana de Cine de Autor de Benalmádena en la nutrida agenda de festivales y certámenes cinematográficos españoles fue un aldabonazo no sólo en el mundo del cine sino en otros ámbitos de la vida nacional porque desde primera hora se decantó por la apertura hacia cinematografías más avanzadas tanto en lo político como en lo estético; en lo que se refiere a la libertad de expresión, las limitaciones, en algunos casos, eran similares porque si rigurosa era la censura española ¿qué decir de la que se ejercía en los países dominados por la Unión Soviética o la República Popular China?».

«En Benalmádena y Torremolinos se daban cita cada mes de noviembre desde 1969 a 1988 directores, productores, escritores, críticos... de todo el mundo porque la Semana de Autor ofrecía una oportunidad única: ver cine independiente, cine urderground, cine experimental..., algo imposible en aquellos años».

«Al producirse el fallecimiento de Franco y levantarse todas las barreras, el morbo inicial de acceder a lo prohibido pasó a un segundo plano, y las ediciones postfranquismo no tuvieron la acogida de los primeros años. Todo aquel cine exótico, político, reivindicativo, revolucionario... Que hoy podría circular libremente sin cortapisas por los cines y televisiones interesa a muy pocos porque si existiera demanda las distribuidoras lo importaría, cosa que no sucede porque los gustos de la mayoría van por otros derroteros.

«Con sus aciertos y desaciertos, la Semana Internacional de Cine de Autor de Benalmádena fue una de las más importantes manifestaciones cinematográficas que se celebró en España y muy considerada y respetada fuera de nuestras fronteras».

Y cierro, en 2019, con la siguiente conclusión: Hoy, la Semana de Benalmádena es solo un recuerdo que los que tuvimos la suerte de vivir no olvidamos porque nos permitió aumentar nuestra cultura cinematográfica, muy limitada entonces por una rígida censura abolida felizmente.

Pero al mismo tiempo sentimos el vacío que dejó porque el cine que hoy llega a nuestras pantallas es incluso más pobre en ideas que el que se autorizaba en los años de la censura. Para ver cine de todas las procedencias necesitamos una nueva Semana de Cine de Autor.