Una ley no escrita señala que las ratas (con perdón) con las que los vecinos se topan en algunos rincones de Málaga siempre se comparan con conejos y como rara excepción a esta ley, con gatos.

De cualquier forma, tengan el tamaño de uno u otro animal de compañía, la comparación no puede ser más inquietante.

Otra expresión muy usada a la hora de describir en nuestra ciudad un rincón poco grato a la vista, e incluso la situación general de un barrio, es «una viña sin amo», que además de preciosa es una frase con una gran riqueza expresiva, valga la redundancia.

Hoy hablamos de una viña, en principio sin ratas como conejos, aunque esto nunca pueda asegurarse al cien por cien y cuyo amo parece dar ya signos evidentes de vida.

Hablamos de una zona en franca mejoría, aunque todavía le quede mucho camino por delante. Se trata de la parte final de la calle Frank Capra, en Teatinos, que no debe confundirse con la vecina calle Frank Kafka, porque pese a las dimensiones de Málaga, el cineasta estadounidense y el escritor checo están casi pegados en el callejero y mucha gente se lía.

Frank Capra, además del autor de la película clásica de todas las Navidades, es una calle sin salida que en su tramo final era no hace tanto, faltaría más, una viña sin amo.

La condición de zona de acopio de las (interminables) obras del metro había sido aprovechado por algunos mamíferos bípedos para depositar toda suerte de objetos, ya fuera en la vía pública o en la zona de matorral de la calle. El resultado era una novela de Stephen King con payaso malvado, porque entre el despanzurre general había juguetes de todos los tamaños voleados por los desaprensivos, además de la clásica basura general.

Todo este espectáculo sin luz ni sonido hace tiempo que terminó. Las obras del metro cesaron, cuando menos, en los alrededores y también se marchó con viento fresco el almacén a cielo abierto.

En su lugar, en especial en la parte derecha de la calle Frank Capra, en dirección sur, se ha establecido un aparcamiento controlado de coches, que en realidad aprovecha un gran parcela asomada a la rugiente avenida de Valle-Inclán. En el actual PGOU este espacio está proyectado como zona verde. Mientras llega, se solventa el problema de aparcamiento en Teatinos.

Este futuro espacio ajardinado tiene a su izquierda, al otro lado de la calle, una gran parcela de matorral calificada como de equipamiento en el plan urbanístico.

De momento, sirve para el desfogue de los perros y proporciona vistas incomparables sobre el fallido complejo deportivo Bizcochero-Capitán, junto a la Ciudad de la Justicia, que permanece paralizado desde la crisis y sólo luce los cimientos y sótano. Eso sí es una viña sin amo. Algún día retomará las riendas.