¿Qué lugar ocupan los menores testigos de violencia de género? Los hijos e hijas de mujeres víctimas de episodios de maltrato, ¿son una víctima más?

La respuesta, clara en apariencia, no termina de calar en el imaginario de la sociedad actual. Así lo cree y así lo denuncia Mayte Pérez Caballero, una de las fundadoras de la Asociación Deméter: «No se tiene conciencia de que los niños son una víctima más».

Sí, se está trabajando con mujeres víctimas de violencia de género pero, «¿se está haciendo algo por llegar al origen y erradicar la problemática?», Mayte lanza la pregunta al aire. Decidieron, entonces, que era muy importante trabajar con los niños y niñas que han crecido conviviendo con la violencia de género.

En los inicios de esta asociación, las reticencias de una sociedad mucho menos concienciada en lo que a violencia de género se refiere hicieron que argumentos como 'ha sido mala pareja, pero es un buen padre' justificaran que los menores siguieran expuestos a presenciar este tipo de violencia. A día de hoy, explica Mayte, hay mucha más sensibilidad, por lo que la demanda del programa ha aumentado notablemente. En lo que va de año han atendido entre 110 y 120 niños.

«Hay una gran bolsa de niños y niñas que viven desde que nacen con esta problemática, son ellos y ellas los que van a transmitir lo que han ido aprendiendo, porque no saben relacionarse de otra forma», argumenta la fundadora de esta asociación. Esta problemática se traslada a cualquier ámbito de la vida de los menores, lo que empieza a generar problemas, además de en casa, en el colegio.

Es por ello que las actuaciones que lleva a cabo Deméter se realizan de modo escalonado, respetando siempre los sentimientos de los menores. La primera entrevista que se realiza en el centro es siempre con la madre, con el objetivo de conocer qué es lo que le ocurre a su hijo y poder empezar a trabajar sobre una hipótesis. A partir de este momento, se comienza a trabajar con los niños, de manera individual, una vez por semana y el tiempo que haga falta. El programa se prolongará lo que sea necesario y siempre dependiendo de las necesidades de cada menor. A día de hoy, el rango de edad que predomina en Deméter es de 6 a 9 y de 13 a 18 años.

Estos niños, relata Mayte, se debaten entre el amor y el odio, les han dicho que tienen que querer a sus padres y se sienten mal porque llega un momento en el que dejan de hacerlo: «Respetar los sentimientos de cada uno de ellos es primordial para nosotros. El tema no se saca hasta que ellos quieren y en ningún caso demonizamos a nadie».

Los menores encuentran entonces en Deméter un espacio en el que son escuchados sin temor a ser juzgados. La asociación les proporciona apoyo psicológico, psicosocial y psicoeducativo. Con estos tres elementos como principales ejes de actuación del programa, se les otorgan herramientas de comunicación y relación para el nuevo núcleo familiar. Mediante la realización de talleres, trabajan la prevención del maltrato, la formación en igualdad y hábitos saludables para madres e hijos. Además, realizan una atención especializada a las mujeres víctimas de violencia de género en su papel como educadoras.

El 80% o 90% de los casos que atiende esta asociación son derivados de organismos públicos, que trabajan con mujeres víctimas de violencia de género.

Deméter lleva a cabo, además, una gran cantidad de programas complementarios. La asociación realiza talleres y formaciones en igualdad y prevención de violencia de género, tanto a sus voluntarios como en centros escolares.