Aunque desaparecido de Macharaviaya, en 1910 el norteamericano Larry Briggs, enviado a Málaga por un grupo de investigadores californianos, tuvo el acierto de copiar «un librito escrito por el párroco del pueblo sobre José de Gálvez». La copia se conservaba en la Universidad de Berkeley junto con fotos de esa Macharaviaya de 1910.

«Es una documentación extraordinariamente importante para conocer a José de Gálvez», explica el académico de la Historia Manuel Olmedo. Además, ha permitido por primera vez determinar el sitio donde estuvo la casa de los Gálvez en Macharaviaya, que no se encontraba dentro del pueblo sino en un cerro, a las afueras.

Las fotos y el librito ‘perdido’ del párroco es solo una parte de la documentación inédita que, al rastrear archivos como el de la universidad californiana, la Sociedad Histórica de Nueva Orleans, la Biblioteca Nacional de Méjico y el Archivo General de la Nación Mejicana, han podido incorporarse al libro ‘José de Gálvez y los Gálvez de Macharaviaya’.

La obra ha sido editada por la Asociación Cultural Bernardo de Gálvez, con la colaboración de la Diputación de Málaga y la Fundación Unicaja y ha sido coordinada por Manuel Olmedo y por el también académico de la Historia Francisco Cabrera.

El libro repasa la vida y obra de Bernardo de Gálvez, de su padre Matías y de sus tíos José, Miguel y Antonio y además ha contado con un trabajo de investigación en los archivos nacionales españoles.

Para Manuel Olmedo, «falta una visión científica y rigurosa de los Gálvez, y aunque ningún libro es definitivo, este es rompedor por todo lo que aporta; en el fondo, la Historia hay que hacerla basándose en documentos, no en fabulaciones, plagios o inventos».

Además de los dos coordinadores, participan en la obra María Luisa Pernía, José Alberto Ruiz de Oña e Iván Lázaro Urdiales, y como señala Manuel Olmedo, sigue la estela de los recientes ensayos de Elvira Roca, «para desmontar la leyenda negra, en este caso sobre los Gálvez, que como todas es injusta, falaz y torticera y forma parte de la leyenda negra de España».

En este sentido, recuerda el retrato «caricaturesco» que puede verse en el castillo mexicano de Chapultepec de Matías de Gálvez, virrey de México como su hijo Bernardo. «El cuadro refleja el mal sentimiento de algunos mexicanos hacia España y los españoles. Es una forma de denostar al virrey, cuando don Matías fue un hombre honrado, bondadoso y caritativo. Ese retrato es un infundio», subraya.

El falso envenenamiento

Los autores también desmienten las habladurías de que Bernardo de Gálvez murió envenenado y rebaten las críticas a José de Gálvez por dar cargos a sus familiares. «Nepotismo se emplea con connotación negativa cuando cualquier presidente del Gobierno de España puede ser motejado de nepotismo porque organiza su Gobierno en función de lo que considera mejor. También don José de Gálvez favoreció a los que demostraban ser eficaces, inteligentes, tenaces y honrados».

Los coordinadores coinciden en que Antonio de Gálvez, del que no han localizado ningún retrato, fue el menos brillante -y para Francisco Cabrera, el más polémico- de esta saga familiar. Precisamente, explica Francisco Cabrera, ha podido localizar la partida de defunción de este tío de Bernardo de Gálvez y confirmar que murió en Madrid, como se pensaba.«Pero la iglesia donde fue enterrado fue demolida y no se conserva», apunta.

Algunos de los artículos, explican, fueron publicados originalmente en la revista anual Péndulo, «y han sido modificados para el libro», explica Cabrera.

La obra se cierra con unos apéndices que incluyen, por primera vez en color, las Reales Cédulas que conceden el título de Conde de Gálvez a Bernardo de Gálvez y no se olvidan de la inauguración del retrato de este estadista de Macharaviaya en el Congreso de los Estados Unidos, una deuda pendiente desde hacía 231 años, finalmente satisfecha.