El antecedente más exitoso de las series de televisión fue Charles Dickens, cuyas novelas eran aguardadas por un gentío en los puertos norteamericanos, cuando arribaban los barcos ingleses con el último capítulo.

Junto a sus novelas por entregas, Dickens, un grafómano tan apasionado como Lope de Vega, también triunfó con sus cuentos navideños. El más conocido es el que se conoce de forma genérica como 'Cuento de Navidad' y cuenta las andanzas de Ebenezer Scrooge, un hombre más agarrado que el pasamanos de una escalera, que se enfrenta a su destino cuando le visitan los fantasmas de las navidades pasadas, presentes y futuras.

También nuestro alcalde, Paco de la Torre, debería ser visitado por el fantasma de las navidades pasadas, para que conociera la ilusión de los primeros vecinos de la barriada García Grana, que estrenaron casa en 1959, un año después de que sus chabolas se las llevara una riada del Arroyo del Cuarto el 4 de diciembre de 1958.

Los vecinos de la barriada García Grana -el alcalde de entonces- o del 4 de diciembre no sólo estrenaban casa en alquiler sino que tenían opción de comprarla pasados unos años.

El espíritu de las navidades presentes, sin embargo, mostraría un horizonte decepcionante. Han pasado 60 años y no ha sido tiempo suficiente para que ni los vecinos más antiguos puedan adquirir sus viviendas. El motivo: por medio hubo que demoler la barriada antigua y construir una nueva, así que mientras se paga la hipoteca el Consistorio ha retrasado hasta 2028 la fecha deseada.

Unas 140 familias con contratos antiguos tendrán derecho a ellas. Mientras tanto, hace unos años que han dejado de pagar el alquiler, en reconocimiento a esa antigüedad, pero las condiciones para hacerse con la casa, y aquí aparece el señor Scrooge frotándose las manos, son dignas del Cuento de Navidad de Dickens: Como el tiempo pasa y los arrendatarios se mueren, el Ayuntamiento ha puesto como condición que si el inquilino fallece, la casa no pase a los herederos, sino que el contrato se subrogue en la persona que haya estado los dos últimos años viviendo con el inquilino.

Así pues, obliga a los hijos o parientes de estos vecinos a vivir los dos últimos años en la casa o no hay tu tía. Si una hija, por ejemplo, está casada y no vive con sus padres inquilinos sino en casa propia, se queda sin la vivienda, que en algunos casos sus padres llevan pagando desde 1959. Pues ni por esas.

Tratados como meros inquilinos y no como futuros propietarios, pese a que el Consistorio les exime del alquiler, el fantasma de las navidades de 2028 mostrará a Paco de la Torre un barrio en el que el Consistorio se ha hecho con un buen parque de viviendas a costa de que muchas familias se queden sin su merecida herencia. Un trato injusto y cicatero digno de Mr. Scrooge.