Casi dos siglos después, la vigencia del intento del general José María Torrijos (1791-1831) para derrocar al régimen absolutista de Fernando VII continúa intacta a través de testimonios como los que ofrecen la literatura universal de Federico García Lorca y José de Espronceda. O, sobre todo, el famoso cuadro de Antonio Gisbert 'Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga', que ha unido recientemente en un libro los caminos del Museo Nacional del Prado y la asociación cultural malagueña Torrijos 1831. De hecho, integrantes de este colectivo han colaborado en un documental sobre el bicentenario del Museo del Prado y en volumen editado por la pinacoteca coincidiendo con la exposición 'Una pintura para una nación', en la que este óleo que representa el ocaso de aquel viaje hacia la libertad ha vuelto a ser reivindicado.

No obstante, este cuadro de Antonio Gisbert (1834-1901) ofrece un certero reflejo del impacto que, pese al paso del tiempo, siguió causando en el imaginario colectivo español aquel episodio histórico. De hecho, especialmente ilustrativa resulta la curiosidad de que el autor de la pintura aún no había nacido -lo hizo tres años después- cuando aquel fusilamiento se produjo en las playas malagueñas de El Bulto. Y hasta 1868, casi cuatro décadas después del pronunciamiento liberal, no pintó la obra.

Huella literaria

Aquel acontecimiento también se terminó apoderando, cuando sucedió, de la poesía de José de Espronceda (1808-1842), coetáneo de Torrijos que le dedicó versos como los que siguen en el poema 'A la muerte de Torrijos y sus compañeros': «Ansia de patria y libertad henchía / sus nobles pechos que jamás temieron,/ y las costas de Málaga lo vieron / cual sol de gloria en desdichado día...».

Con el paso de las décadas, aquella cruzada contra el absolutismo también atravesó la 'Mariana Pineda' lorquiana. Federico García Lorca (1898-1936) lo evoca como «el general noble, de la frente limpia» y en palabras como las siguientes en su respetada obra de teatro: «Caballero entre los duques / corazón de plata fina / ha sido muerto en las playas / de Málaga la bravía».

Un siglo después de aquel movimiento liberal, la efemérides del centenario copó el periódico malagueño La Unión Mercantil. Aquel 11 de diciembre de 1931, esta publicación salía a la calle con una portada consagrada al objetivo de «evocar la figura de Torrijos». Resulta especialmente expresivo en ella el pie de foto que sigue a un retrato del general fusilado: «Así era Torrijos. Como la imaginación nos lo representa. Como tenía que ser. Joven, robusto, varonil, confiado, leal».