Acudir a una entrevista de trabajo, preparar unas oposiciones, dar un discurso ante mucho público... son una retahíla de situaciones cotidianas en las que la ansiedad puede presentarse como una respuesta humana ante una determinada «amenaza». Sin embargo, si la intensidad de las emociones se acentúa y escapa al control de la persona, puede ser un indicio del trastorno de ansiedad, una patología que copa los diagnósticos de Salud Mental.

El año pasado, en torno al 30% de las consultas en las unidades de Salud Mental del Hospital Regional de Málaga correspondieron a personas tratadas por ansiedad, una cifra muy similar en otras unidades hospitalarias de la provincia: 30,7% en el Hospital Virgen de la Victoria, 29,4% en el área de Gestión Sanitaria Norte de Málaga, el 29,2% en el Área de Gestión Sanitaria Serranía de Málaga y un 21,9% en el Área de Gestión Sanitaria Este de málaga Axarquía.

«La ansiedad siempre ha existido y siempre existirá. En realidad, no es más que en el cuerpo se activa un sistema fisiológico de defensa», afirma Mariena Hurtado, psicóloga clínica en la Unidad de Salud Mental Comunitaria de El Limonar. «El problema viene cuando tenemos ansiedad asociada a situaciones que no tienen ningún peligro. Cuando esta desregulación ocurre, muchas veces se necesita ayuda para salir de ese círculo vicioso». Las Unidades de Salud Mental Comunitarias (USMC) componen el segundo nivel de atención para estas patologías -tras la Atención Primaria-en Andalucía. Estas unidades cuentan con un equipo multidisciplinar de psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, enfermería especializada... En 2018, atendieron a 211.104 pacientes, principalmente mujeres (56,1%) y con edades comprendidas entre los 21 y los 64 años.

Para Santos Agrela, médico de familia en el Centro de Salud de La Trinidadhay un «desarrollo bastante generalizado» de la ansiedad; también apunta a una discriminación por género, más frecuente en el sexo femenino, y destaca la soledad como un factor desencadenante de un cuadro de ansiedad en edades avanzadas. «Las mujeres tienen una esperanza de vida mayor y por tanto sobreviven a los hombres entre 8 y 10 años. La soledad es un problema mucho mayor entre las mujeres», explica Agrela.

«El tratamiento de la ansiedad fundamentalmente es escuchar al paciente e intentar buscar salidas conjuntas. No podemos dar una carta de consejos y ya está», explica este médico de familia, que además incide en la importancia de sacar la atención a esta patología fuera del contexto de consulta de demanda diaria para dedicarle el tiempo necesario.

Recursos insuficientes

Con una media de 1.090 euros por habitante, Andalucía pertenece al grupo de comunidades autónomas con el menor gasto sanitario público, seguida de Madrid, con 1.243 euros y Baleares, con 1.281 euros, frente a País Vasco (1.631 euros), Asturias (1.526 euros) y Navarra (1.510 euros).

La falta de recursos tiende a repercutir en aquellas terapias que exigen una atención prolongada en el tiempo y su correspondiente seguimiento. Según Hurtado, en la USMC de El Limonar, la media de visitas se encuentra en 3,74 días al año.

«Un abordaje individual con nuestros recursos es imposible», relata la psicóloga, que asegura que en su agenda las últimas citas anotadas datan ya de febrero. Debido a esto, se ofrecen terapias grupales que permitan atender a un mayor número de personas, una opción que muchos pacientes rechazan por lo que acaban trasladándose a consultas privadas. «Cuando hemos hecho estudios cualitativos con pacientes de Málaga, lo que nos dicen es que cuando las consultas se retrasan y necesitan la atención, el motivo que les lleva a la sanidad privada es la inmediatez, piden una cita y a los tres días se la dan», relata Hurtado.

Educación emocional

En 1995, el psicólogo y periodista norteamericano David Goleman acuñó por primera vez el concepto de «Inteligencia Emocional», no exento de polémica en la comunidad científica, que defiende que el comportamiento está determinado, no solo por la razón, sino por las emociones.

Debido al estilo de vida actual, caracterizado por rutinas complejas, estrés, dificultad para la conciliación... «ser consciente de uno mismo» es fundamental para la prevención de la ansiedad.

«Las personas sienten ansiedad y se asustan, quieren evitarla por todos los medios. Al final terminan teniendo niveles de miedo muy altos que derivan en una ansiedad que bloquea a la persona», explica Silvia García, psicóloga, coach personal y experta en Inteligencia Emocional, directora del centro Razón&Emoción. «Sin embargo, si entendemos el mecanismo y nuestras emociones, podemos gestionarlas y eso hará que podamos prevenir en nuestra salud mental. Normalmente quien se entrena emocionalmente, padece menos ansiedad».

Así, según Goleman, «la vida está sembrada de altibajos, pero debemos aprender a mantener el equilibrio. No se trata pues de que para ser felices debamos evitar los pensamientos angustiosos, sino tan solo que no nos pasen inadvertidos». En opinión de García, «Si no sé gestionar la ansiedad puede ir cada vez a peor. Considero que no sabemos de lo que hablamos y que no diferenciamos los términos entre ansiedad, estrés, miedo...».