Son las seis de la tarde y la plaza de la Constitución ya es un hervidero de gente. Cámaras en mano, cientos de turistas y propios esperan con puntualidad que dé comienzo el espectáculo navideño de luces y sonido. Mientras, los grupos más numerosos de visitantes se afanan en encontrar el sitio perfecto para captar la panorámica de la calle Larios. Algunos vienen desde muy lejos: Jerez, Cádiz, Alicante, y otros aprovechan la cercanía de sus localidades para vivir el trasiego navideño que impera estos días en las calles de Málaga.

«Venimos con un autobús desde Granada para ver la exposición de Sorolla», comentaba Puri, quien no ha dudado en enfundarse en su mejor abrigo para conocer el bosque encantado que domina la vía del marqués. «Nos marcharemos sobre las siete y media, así que vamos a aprovechar para merendar y ver el espectáculo», añadía.

También los viajes del Imserso pujan por Málaga estos días. En la Cafetería Lepanto, en plena calle Larios, un nutrido grupo de treinta personas cantan villancicos a coro mientras degustan el café de media tarde. «Venimos desde Jerez en un autobús de 60 personas. Salimos esta mañana y volveremos a las nueve y media de la noche, una vez que hayamos visto las luces», apuntaba Manuel Lorenzo.

Igualmente, desde diferentes puntos de España, como Tenerife, Barcelona, Madrid o Galicia, cientos de jubilados disfrutan de las jornadas navideñas mientras aprovechan su estancia en hoteles. «Es una excursión que tira bastante, algunos se quedarán una semana y otros cerca de 14 días», apunta Maricarmen Vilella, quien dirige un grupo de turistas carpeta en mano. «Estos días hay mucha gente en el centro de Málaga, así que procuramos que no haya ningún problema y que disfruten lo máximo posible».

Y del colapso huyen muchos de los visitantes que se acercan hasta el casco histórico haciendo uso del transporte público. «Venimos en tren desde Fuengirola para ultimar las compras navideñas. A nosotras nos gusta mucho el alumbrado este año», declaraba Ana López. Aunque, para gustos, nunca mejor dicho, los colores.

«Me parece que yo soy del concepto menos es más. Este año está muy recargado», opinaba por el contrario Roberta, italiana que visitaba la ciudad junto a su pareja.

Así, acentos de todas partes se reúnen junto a la estatua del marqués. «Málaga está muy cambiada después de las obras, pero me sigue pareciendo espectacular la iluminación cada año que vengo», aseguraba Manuel, un alicantino que viaja también con una excursión organizada por el Imserso. Igualmente, diferentes idiomas se mezclan con el castellano. «Nosotros venimos desde un hotel de Marbella, aunque la mayoría son ingleses y alemanes», explicaba Fran, quien se encargaba de guiar un pequeño grupo de turistas por el intrincado bosque navideño. «Les he avisado de que hay mucha gente estos días por el centro, pero no han querido perder la oportunidad de vivir el ambiente que aquí se respira», apuntaba.

Mientras el espíritu navideño reúne las primeras comidas de empresa y el centro histórico se llena de visitantes, la plaza de la Constitución no deja hueco a un solo alfiler que se precie en caer. Y aún serán muchos los días que reúnan estampas similares.