Al norte del casco antiguo de Viena, entre uno de los canales del Danubio y el Danubio azul se encontraba un antiguo coto de caza de los Habsburgo.

Al contrario de lo que ocurre en la Málaga actual, en la que una extensión de zona verde tan inmensa se habría aprovechado para levantar alguna 'centralidad' y meterle bocados al parque en forma de viviendas, oficinas y zonas comerciales (véanse los terrenos de Repsol), los políticos austríacos, que planifican las cosas a largo plazo y piensan en el interés general -como ya hicieron con otro coto de caza imperial, el Lainzer Tiergarten- lo transformaron en un gran parque, el de Augarten.

Lo que más llama la atención de esta zona verde, que cuenta hasta con un palacio barroco, son dos inmensas y sobrias construcciones que parecen sacadas de algún episodio de La Guerra de las Galaxias. En realidad se trata de dos torres de defensa antiaérea, construidas por la Luftwaffe, la fuerza aérea nazi, para defenderse de los aliados.

En Málaga, lo único que puede compararse mínimamente con estas torres y alejada del circuito de visitas porque nuestras autoridades no terminan de aclararse con la Alcazaba y Gibralfaro, es la plataforma para cañones que instalaron los soldados de Napoleón durante la invasión de Málaga, en la parte alta de la Coracha terrestre, la doble muralla que, cerro arriba, comunica la Alcazaba con el castillo de Gibralfaro y que sigue vetada a los turistas.

Pero en cuanto a hechuras constructivas, en nuestra ciudad sí contamos con algo tan imponente como estas torres, aunque no todos los malagueños lo conozcan, quizás porque se encuentra muy cerca del Guadalmedina, en la parte de Ciudad Jardín, y no es sitio de paso para la mayoría.

Hablamos del enorme y precioso depósito de agua que en su día sirvió a la barriada de la Sagrada Familia.

Lo podemos encontrar junto al puente de la Concepción, en concreto en la avenida del Guadalmedina, casi haciendo esquina con la calle del Tajo (que debe su nombre al Tajo de Ronda sobre el río Guadalevín, no al río que pasa por Toledo).

La barriada, construida por el arquitecto José María Santos Rein en 1961, está protegida como conjunto en el PGOU, pero no consta el depósito de agua. Tampoco hay rastro de él en la web de Malakanet, que funciona a modo de avanzadilla de un futuro catálogo de edificios protegidos.

Lo cierto es que, ahora mismo, el viejo depósito de la Sagrada Familia tiene el futuro menos asegurado que una torre antiaérea nazi en Viena, y eso no deja de ser una paradoja.

Símbolo del barrio y de una época de carencias, alguien debería plantearse algún día protegerlo, para que siguiera acompañando a la Sagrada Familia otro medio siglo más, como una 'torre Eiffel del agua', versión local.