«Soy prácticamente de Málaga, adoptado», comenta el hermano José Prieto, un cordobés que lleva 35 años en la Orden de San Juan de Dios.

En su currículum no aparecen las empresas más boyantes de la bolsa madrileña sino el trabajo discreto con enfermos mentales, con niños y 15 años en Camerún, Liberia y Sierra Leona, que terminaron, en este último país, con «un largo secuestro».

Tras esta amarga experiencia comenta que Málaga «era el sitio ideal» y aquí, en su ciudad de adopción lleva unos 15 años.

Desde entonces, este religioso que pinta y escribe (tiene publicados 17 libros, la mayoría de poesía intimista), es el responsable del Belén que todos los años instala la Casa de Acogida de San Juan de Dios, el edificio propiedad de la orden que atiende a indigentes en el Centro de Málaga.

«En África dejé cantidad de cosas hechas, como San Juan de Dios hechos de cemento», explica, al tiempo que reconoce que es «muy manitas».

Unos 20 días, incluidas mañanas y tardes, ha tardado este religioso y un grupo de voluntarios en montar el Nacimiento de este año. «Empezamos en noviembre porque es muy laborioso», admite.

Desde hace tres lustros, el hermano José Prieto se encarga de montar el Belén pero en esta ocasión, por vez primera ocupa todo el patio del centro de acogida en forma circular. Un Nacimiento de 360 grados.

«Hasta ahora, llegaba hasta la esquina y tenía una especie de cielo, pero como viene mucha gente, muchos grupos y colegios, este año decidimos hacerlo redondo, así que ha habido que procurar que se vea desde todos los ángulos», aclara.

Junto a él está, sonriente, Francisco Salmerón, que vive en la casa de acogida. «Lo primero es tomar medidas, cortar, ensamblar, pintar y envejecer», precisa.

De año a año, alguna construcción se guarda, pero pocas, el resto es todo nuevo, y más con este diseño de gran mesa redonda.

Las casas de la modesta Belén se hacen con corcho blanco, localizado por voluntarios y luego el corcho se quema, se pitan de ocre y se le echa «mucha arena», detalla el religioso.

También se trabaja con escayola y, por supuesto, con un trabajo de diseño previo, «aunque el hermano va elucubrando», comenta Francisco Salmerón. «Esto ha cambiado mucho por la novedad, es como poner una frutería redonda, la gente tiene que dar la vuelta», comenta con una sonrisa José Prieto.

Belén, el lugar del nacimiento de Jesús, cuenta con un circuito de agua y desplegadas, unas 250 figuras de todos los tamaños.

Y está llena de detalles, como una granada, símbolo de la Orden de San Juan de Dios o un barco egipcio, realizado por un residente extranjero de la casa, «que no sabía lo que era un Nacimiento», cuenta el hermano.

Nuevas figuras

José Prieto aprovecha para comentar que necesitan «figuras actualizadas» que renueven las viejas. «Aunque algunas piezas se pueden aprovechar, la verdad es que necesitamos un Belén nuevo», reconoce. Todo lo recaudado por el Nacimiento se emplea en la marcha de la veterana casa.

El Belén de San Juan de Dios puede visitarse estas fiestas de lunes a viernes de 10.30 a 13.30 y por las tardes de 17.30 a 20.30; los fines de semana, de 10.30 a 13 horas y por la tarde de 18 a 20.30.