«Vienen aquí por una sanción pero el 99,9 por ciento se va cargado positivamente», resume Antonio Rodríguez Carmona, al frente de la ONG Aldeas Infantiles y que en su sede de calle Clavel, en El Palo, donde esta veterana ONG internacional se instaló en 2017, ofrece 'Espacio de cambio'.

Se trata de un programa que atiende por las mañanas a estudiantes expulsados de colegios e institutos de Málaga y que actúa como última estancia, una vez que los centros han agotado todos sus recursos, explica.

«Se trata de expulsiones temporales que pueden ir desde tres días a un mes, que es el máximo legal. Trabajamos con el niño y el plan de trabajo es hacer los deberes que tenga y luego, la otra mitad trabajamos el motivo de expulsión», destaca. Entre esos motivos puede estar la falta de respeto, la ausencia de autogestión, el haber fumado en el colegio... «Entonces les hablamos de los límites y las consecuencias y si hay temas legales, les explicamos qué puede pasar a partir de una edad», detalla.

Lo que más sorprende a los niños, cuya media de edad es de 13 años, es «la cercanía» de los educadores de Aldeas Infantiles «y el que no te tratan con prejuicios». Consiste en indagar en los motivos de la expulsión en un clima de naturalidad. «A los chicos les sorprende que de pronto hablemos aquí de fumar porros, o a lo mejor que para trabajar con un chico lo llevas a trabajar un poco al huerto y así, mientras recoges unas lechugas estamos hablando de los buenos hábitos, de la alimentación... de ahí salen muchas cositas», comenta.

Porque como subraya el responsable de Aldeas Infantiles, «el niño a lo mejor ha sido expulsado por insultar a la profesora pero una vez aquí nos enteramos de que ha habido un problema en casa, o que hace tres años hubo un caso de 'bullying' y eso nos da mucha información para después devolvérselo a la familia».

Gestión y reflexión

Los menores acuden a la sede de Aldeas Infantiles en Málaga, el centro de día más grande de la ONG en España, y están de 9 a 1. En el caso de que la expulsión haya tenido que ver con la falta de autocontrol, se les enseña técnicas de respiración, «o cuando pasó, qué alternativas había o factores estresantes y qué podemos hacer para gestionarlo; podemos hacerlo a través de un cuento, un vídeo, un juego...», detalla.

Cuando terminan el programa, los estudiantes, además de hacer sus deberes, han reflexionado, «y ya es algo diferente», al tiempo que termina la relación tensa con la familia.

De hecho, Antonio Rodríguez comenta que las familias acuden personalmente a la última sesión y se les pide, junto al menor, que evalúen el programa. «Tanto las cosas que ponen los niños como la familia y el colegio son muy positivas, porque se le hace ese giro y el niño ha reflexionado».

En muchos casos, las propias familias piden luego que el niño acuda al centro de día, a las clases de apoyo escolar y otras actividades que ofrece Aldeas Infantiles por las tardes, ya fuera de 'Espacio de cambio'.

El último recurso para los estudiantes conflictivos da buenos resultados en un ambiente de cercanía y como señala el director, «todos hemos tenido épocas complicadas y no pasa nada».