Vida. Eso es lo que se respira en el corazón de Málaga. Las calles están repletas de malagueños y foráneos que desean aprovechar el último domingo del año al aire libre, callejeando entre las calles con más historia de la ciudad. Cada uno toma un destino diferente, pero todos se encuentran entre el Bosque de Navidad para inmortalizar el momento a través de una fotografía.

Los restaurantes, bares y cafeterías no dan abasto este domingo, al igual que tampoco tienen un respiro en la jornada dominguera las tiendas, que este último mes de diciembre permanecen abiertas todos días de la semana. Algunos solo por curiosear o pasar el tiempo y otros por necesidad se pasean por los pasillos para matar las horas del reloj.

Siempre está el que lo compra todo con antelación y, su opuesto, que deja todo para última hora, algo que se nota. Pocas son las personas que no recorren los callejones del centro, bolsa en mano -en estas fechas decoradas con motivos navideños- entrando y saliendo de las diferentes tiendas, cada vez con menos presupuesto y más cargados.

Es el caso de dos amigas, una de la tierra y otra de Córdoba, que aprovechan el domingo para comprar algunos regalos de cara al próximo y cercano 6 de enero: «Hemos comprado varios regalos para los reyes. Llevamos ropa, un pañuelo y juegos para los niños». También es el caso de un grupo de chicos jóvenes que, antes de reunirse con sus amigos, han decidido tachar de la lista uno de los regalos que tenían pendiente y descambiar algún objeto con el que no acertó Papá Noel la pasada Nochebuena: «He comprado un jersey que me ha pedido un familiar y ya que estoy por aquí he descambiado un regalo», cuenta.

Una malagueña reconoce que no tiene pensado nada, pero le apetece comprarse algo de ropa: «Vengo sobre todo a comprarme alguna falda para salir o algún vestido que me guste», comenta.

En familia, con la pareja, amigos o en solitario. No importa la compañía, solo encontrar lo que se anda buscando y no caer en la tentación de volver con algo de más, a modo de compensación por tal ardua tarea, tal y como comenta otra malagueña, que intenta no fijarse mucho en la ropa y comprar lo que tiene pendiente.

No faltan tampoco las personas que buscan los complementos para ultimar el conjunto con el que despedirán el año. En estos casos, las bolsas guardan todo tipo de productos desde complementos y alguna que otra prenda de ropa, pasando por maquillaje y algún que otro par de zapatos hasta algún que otro capricho como una máquina de café con sus cápsulas correspondientes.

El reloj marca poco más de las cinco de la tarde, y a su destino les acompaña los acordes de una guitarra y la voz de una folclórica que ameniza su paseo por la calle Larios entonando los clásicos villancicos populares.

Una tarde igual que muchas y diferente a otras. Un centro que no para de dar la bienvenida a todo aquel que quiera visitarlo y unos establecimientos que no echan el cierre, porque es Navidad y es momento de comprar, descambiar, de mirar y probar, de elegir posibles regalos y, sobre todo, de pasar el último domingo del año disfrutando de un centro vivo.