Un equipo multidisciplinar del Clínico pondrá en marcha a partir de febrero un proyecto para diagnosticar y eliminar la hepatitis C entre la población más vulnerable de Málaga. A través de una sola gota de sangre y un protocolo de actuación que sintetiza en una consulta todos los pasos a seguir, se estima que en los próximos meses hasta 1.600 personas se sometan al cribado pertinente para comprobar si son portadores del virus.

Al frente de este programa está la especialista en aparato digestivo del Clínico, Miren García, quien trabajará en este proyecto los próximos dos años gracias a una beca obtenida por Gilead, una compañía de investigación biofarmacéutica. En el programa participarán cinco facultativos del aparato digestivo, dos especialistas en microbiología y colaborarán el Centro Provincial de Drogodependencia de Málaga y el centro de acogida de Cruz Roja, que facilitarán a los especialistas los usuarios que deberán someterse a las pruebas.

La hepatitis C es una infección crónica que se adquiere por vía sanguínea y produce inflamación crónica del hígado que con los años puede derivar en cirrosis o cáncer de hígado. Sin embargo, la doctora García aseguró que uno de los principales problemas es que suele ser asintomática hasta llegado a un estado muy avanzado. Se estima que en España haya 22.000 personas con hepatitis C que no sepan que tienen el virus.

A pesar de tener cura y un tratamiento sencillo que se basa en la toma de pastillas durante un tiempo establecido, siempre que no haya ido a más el virus, la coordinadora del proyecto asegura que la hepatitis C está asociada a diversas enfermedades fuera del hígado e incrementa el riesgo de padecer diabetes, enfermedades vasculares o linfomas, además de estar ligado a la depresión, la ansiedad o el cansancio.

«En España la población con mayor prevalencia es la que es mayor de 50 años, ya que antiguamente se realizaban transfusiones o pinchazos sin agujas desechables y pueden portar la enfermedad», matizó. Sin embargo, el proyecto está enfocado en la población más vulnerable y para ello cuentan con la colaboración del Centro de Drogodependencia y el de acogida de Cruz Roja. «Son pacientes con características determinadas y les cuesta llegar al diagnóstico. Nosotros queremos facilitarlo», sentenció.

En la actualidad, esta población tendría que ser vista primero por el médico del centro al que acude, concretar una visita con el médico de familia, pasar por el hospital y después por la consulta del especialista e incluso regresar para conocer el estado del virus, si ha dado positivo, poner tratamiento y realizar revisiones. Unas seis consultas esparcidas en el tiempo que este perfil de paciente no suelen cumplir y quedan en el limbo.

El proyecto de la doctora Miren García propone que el enfermero acuda al centro, una vez reclutado un número determinado de usuarios por parte de los centros con los que colaboran, y con un solo pinchazo se estudie en el hospital si el virus está presente o no. En caso afirmativo, se cita al paciente un solo día en el centro hospitalario, donde se le realizan todas las pruebas diagnósticas pertinentes para conocer el estado de la enfermedad y posibles daños fuera del hígado y sale de la consulta con el tratamiento ya puesto en marcha. «Con este proyecto de microeliminación acortamos tiempo, visitas y recursos», sentenció la doctora. Los problemas asociados que haya podido desarrollar, tendrán que tratarlos.