El Ayuntamiento de Málaga lleva meses estudiando una subida del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) en su modalidad diferenciada, es decir, la que se aplica a los propietarios de grandes edificios ya sean comerciales, turísticos, empresariales, almacenes, etcétera (los inmuebles con mayor valor catastral, que serán los afectados). Según explica el teniente de alcalde de Economía y Hacienda, Carlos Conde, ya ha habido desde hace meses conversaciones con diversas organizaciones empresariales, pero, eso sí, el incremento será muy moderado para no afectar, por ejemplo, a pequeñas y medianas empresas o firmas, será «modulado» y se hará con el consenso y el diálogo como guía. Hay que tener cuidado en este sentido con que, por aumentar la recaudación, se acaben viendo afectadas las empresas y negocios de un menor tamaño, un riesgo que se corre y, por ello, el escalpelo fiscal hay que usarlo con mucha prudencia.

«Estábamos hablando con las empresas, con el sector productivo, para tocar el IBI diferenciado», dice Conde. Lo cierto es que la pasada semana, en el debate sobre los presupuestos de 2020, los ediles de Adelante Málaga Nicolás Sguiglia y Eduardo Zorrilla insistieron, como en anteriores foros hizo IU-MpG, en la necesidad de subir el IBI diferenciado, es decir, el que abonan las grandes empresas o los propietarios más importantes (grandes superficies, los hoteles más potentes, naves de almacenes). De hecho, acusaron al equipo de gobierno de haber convertido a la ciudad en «un paraíso fiscal» para este tipo de sociedades, que podrían aportar más a las arcas públicas. Con una subida más ambiciosa del IBI diferenciado, Málaga podría ingresar, dicen, hasta 41 millones de euros más.

Conde insiste en que la subida que se está estudiando es moderada, modulada y no se hará nada sin consenso, ya que se podría perjudicar a las pequeñas y medianas empresas o propietarios de similar tamaño, porque, según Conde, sólo se podrían recaudar, a lo sumo, 19 millones de euros subiendo este impuesto al máximo de lo que permite la normativa, nunca 41. Y ello podría tener un efecto colateral: haría que se triplicara el impuesto para las pymes, por ejemplo.

Una cosa es el IBI para las casas domésticas y otro el diferenciado. A las primeras se aplica el tipo general, pero se da luz verde en la ley a implementar un tipo diferenciado, regulado en base a los usos del inmueble (almacenamiento, comercial, cultural, ocio y hostelería, industrial, deportivo, oficinas, edificio singular, religioso, espectáculos, sanidad y beneficencia) y sus valores catastrales. Para que se hagan una idea, en el caso de ocio y hostelería el gravamen está en el 0,6085%, y la ley permite que este llegue al 10% del valor del inmueble. «Hay que regular: ocio y hostelería tienen el tipo diferenciado en el 0,6%, muy bajo, muy cerca del general. Ahí están metidos todos los hoteles y nadie entiende que los hoteles, al 100% de ocupación, paguen un IBI tan bajo. Todo ha de hacerse de forma muy moderada y pensando lo que se hace, porque eso va a afectar a los grandes hoteles y también, por ejemplo, a algunos de los que son más pequeños. Lo haremos de forma dialogada y moderada: revisaremos el tipo impositivo, insisto, de forma moderada y garantizando que vamos a seguir siendo la capital con mayor moderación fiscal de entre las grandes ciudades del país. Ello afectaría a los bienes de mayor valor catastral».

El alcalde, Francisco de la Torre, fue preguntado ayer por la posibilidad de subir el IBI a los grandes hoteles y dijo que este asunto tendría su «desarrollo en las ordenanzas fiscales de cara al año 2021 y siguiente. Cuando lleguen las ordenanzas, hablaremos de ello».

Natalia Sánchez, vicepresidenta ejecutiva de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), señala que hubo reuniones en septiembre de 2019, pensando en las ordenanzas municipales de 2020. «Eran para valorar las circunstancias actuales de la fiscalidad local, sobre todo en torno al IBI, las bonificaciones. Hicimos tres o cuatro reuniones para ver a qué sectores afectaría, si la subida sería de todo el IBI en general o, en el caso de las empresas, se trataría de un IBI específico; también para ver si ello afectaría a las empresas de mayor nivel de facturación, o según los sectores, o se trataría de una nueva aplicación parcial. La idea era valorar cómo se planteaba todo esto, a qué sectores se les aplicaría y en qué medida, y volver a sentarnos. Este año, finalmente, salimos de la reunión con la idea de que no iba a haber una subida del IBI. A raíz de la aprobación presupuestaria, ya se estará pensando en el año que viene, y, claro, estamos dispuestos a volver a sentarnos y ver las nuevas circunstancias de las empresas», dijo.

En su opinión, se trata de ver cómo pueden contribuir las empresas, «no nos cerramos a hablar sobre fiscalidad, pero si tenemos más carga fiscal puede correrse el riesgo de que perdamos competitividad en relación a otros territorios. Hay que valorarlo, ver cómo nos afectaría y si llegamos a alguna clase de acuerdo, pero estamos abiertos, como siempre, a poder hablar. Cuando salen las ordenanzas siempre hablamos sobre cómo contribuir a que Málaga prospere, crezca, y claro, hay que contextualizar el momento en el que se encuentran las empresas, para que no tengan más carga fiscal que en otras zonas».

Recalca Sánchez que, cuando pasen estos meses y una vez llegue septiembre de 2020, habrá que valorar el momento empresarial y el contexto general, no sólo la fiscalidad local: si han de soportar, por ejemplo, una subida del SMI o mayores cotizaciones a la Seguridad Social, lo que se sumaría a las tasas y a otros impuestos, como ocurriría con una subida del IBI diferenciado, porque ello puede afectar a las pequeñas empresas.