Qué paradoja más grande que los políticos de hace casi 40 años, los que aprobaron el PGOU de 1983, fueran indeciblemente más previsores y tuvieran bastante más sensibilidad por el medio ambiente que los actuales de 2020.

En 1983, para compensar a los vecinos de la Carretera de Cádiz y la Cruz del Humilladero que tantos años soportaron los depósitos de Repsol, proyectaron un gran parque en la casi totalidad de esos terrenos, 177.000 m2, salvo algún vial.

37 años más tarde, en una exhibición de racanería medioambiental que entrará en la pequeña historia urbanística de Málaga, el equipo de gobierno de nuestro alcalde, Francisco de la Torre, ha destapado por fin las cartas: Pese al trilero juego de manos de algunos anuncios electorales el Parque de Repsol sólo tendrá al final 65.000 metros cuadrados.

Nuestros munícipes han sido tan rácanos, que pese a que en la parcela había sitio para ello, ni siquiera superará en extensión al Parque del Oeste. Haciendo cuentas, el futuro parque no llegará ni al 37 por ciento de la parcela.

Cierto es que fuera del parque, en otras partes de este inmenso solar, se plantarán árboles y habrá algún jardín (15.000 m2 de zonas verdes en total) pero qué menos que los rascacielos, bloques de viviendas y el centro comercial proyectados tengan algún arbolito.

Para rizar el rizo y como no hay otro sitio posible en este solar, se prevé un aparcamiento subterráneo de cuatro plantas... en una zona bajo el parque.

Esto último es al menos lo que se deduce de la brumosa nota de prensa municipal, que en un descuido que puede tener cualquiera se olvida de informar de lo primordial: los metros cuadrados que tendrá el parque. Quien esté libre de pecado que tire el primer ficus.

Con este panorama tan desolador, no es extraño que la plataforma ciudadana Bosque Urbano, que agrupa a malagueños de todos los partidos -incluidos los partidos promotores de este achique de espacios verdes- se haya echado las manos a la cabeza.

Deberían ir echándoselas ya los vecinos de estos dos distritos, los más masificados de Málaga, que con este proyecto tan desfasado perderán una oportunidad histórica de disfrutar por fin, junto a sus casas, de un parque en condiciones o incluso de un bosque.

118 hectáreas tiene el parque madrileño del Retiro, 34 el de María Luisa de Sevilla, y en Málaga ni siquiera podremos disfrutar de un parque de 17 hectáreas en el sitio más masificado de la ciudad porque nuestros anticuados políticos sólo han reservado algo más de un tercio para ello.

Con las viviendas y oficinas previstas, más las que se harán en los alrededores, seguiremos con una vergonzosa ratio de metros cuadrados de zonas verdes por habitante. Como recordaba Ana Ferrer, cofundadora de la plataforma ciudadana, a nuestros cargos públicos les pirra más el bosque de luces de calle Larios que un bosque de verdad. Malas noticias para la salud de los malagueños.