Las enfermedades causantes de la mortalidad de los malagueños cada vez son más variadas. Los malos hábitos de vida que forman parte del día a día o el aumento desmesurado del envejecimiento de la población están haciendo que muchas de estas afecciones se incrementen y sus avances provoquen la muerte. Al respecto, las enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares o los tumores son las principales causas de fallecimiento en la provincia. Así lo reflejan los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, que posicionan a la primera de las dolencias nombradas como la causante del 22,2 por ciento de las 13.323 muertes acontecidas en Málaga el pasado año. Concretamente, dentro del grupo cardiovascular y durante 2018, fallecieron 446 por hipertensión, el doble que en 2008 donde la cifra ascendía a 236. Junto a ella, las enfermedades isquémicas como el ictus, la angina de pecho y los tumores de colon o bronqueos y pulmón son los que más se han incrementado en los últimos diez años.

Unos datos que se corroboran al extrapolarlos a toda la sociedad española, donde el grupo de afecciones relacionadas con el sistema circulatorio volvió a ser la primera causa de muerte, con el 28,3% del total , seguida de los tumores, con el 26,4%, y de las enfermedades del sistema respiratorio, con el 12,6%. Pero el gran aumento en el número de defunciones derivadas de la hipertensión hace que los profesionales sanitarios hagan especial hincapié en este fenómeno.

«Hay datos que afirman que entorno al 42 por ciento de los adultos españoles tienen hipertensión arterial y por lo tanto, con semejante prevalencia, la hipertensión es un factor de riesgo cardiovascular que se traduce como infartos de miocardio o ictus cerebrales entre otras, además de producir cardiopatías hipertensivas, arritmias o difusión ventricular», explica Antonio Esteban Luque, cardiólogo y jefe del Servicio de Cardiología en el Hospital Quironsalud Málaga.

Mayor sedentarismo

La hipertensión supone una mayor resistencia para el corazón, que responde aumentando su masa muscular (hipertrofia ventricular izquierda) haciendo frente a ese sobreesfuerzo. Esta mayor masa muscular acaba siendo perjudicial porque no viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo y puede producir insuficiencia coronaria y angina de pecho. Junto a ello, el músculo cardiaco como consecuencua se vuelve más irritable y se producen más arritmias.

El que esta afección esté cada vez más detrás un número de fallecimientos que sigue incrementándose año tras año y está ejerciendo una influencia cada vez más determinante en el desarrollo de otras enfermedades cardiovasculares que sí terminan con un trágico final. Este sustancial incremento está directamente relacionado con los hábitos de vida que la sociedad actual mantiene, entre ellos el sedentarismo y la mala alimentación. Así lo confirma Esteban Luque, que asegura que «cada vez tenemos más tasa de obesidad, mayor ingesta de sal acompañada de una mala alimentación. Nuestra sociedad se está volviendo más obesa y nos estamos pareciendo bastante a los americanos, manteniendo una dieta poco saludable, una actividad deportiva casi nula y por lo tanto, se están dando más casos de pacientes que padecen hipertensión».

En el ámbito cardiológico, se habla de riesgo cardiovascular global, donde la hipertensión cuenta con un papel fundamental y a la vez, suele convivir con otras patologías como suelen ser la diabetes y la dislipemia, es decir, una concentración elevada de lípidos (colesterol, triglicéridos o ambos). «Muy frecuentemente, cuanto más hipertenso es un paciente, más probabilidad de presentar diabetes o colesterol elevado. Y cuando sucede esto, el riesgo es mucho más elevado», destaca el profesional.

Un inicio sin síntomas

El problema de esta enfermedad es que sus inicios son asintomáticos, es decir, el paciente no nota su desarrollo. «Este tipo de patología, cuando se manifiesta es cuando llega el lobo y ¿cómo lo hace? Pues con eventos cardiovasculares dramáticos como infartos, hemorragias cerebrales o ictus, insuficiencia cardíaca y más». De ahí, la importancia que dan estos profesionales a la prevención. «Es esencial prevenir ya que cuando llega, todo cambia radicalmente», destaca Esteban Luque.

Este profesional recomienda que los paciente se realicen revisiones periódicas, análisis, mediciones de la presión arterial, así como valoraciones cardiológicas. Junto a ello, es esencial «llevar una vida saludable en la que sea protagonista una dieta sana donde la presencia de sal y azúcar sea mínima, así como mantener un peso ideal y realizar deporte todo lo que se pueda, ya sea pasear o caminar. Si no es un problema hereditario, la mejor forma de evitar esos factores de riesgo es lograr una vida saludable».

A nivel nacional, en el año 2018 se produjeron 427.721 defunciones, en las que los tumores fueron la principal causa de muerte en los grupos de edad entre uno y 14 años (29,2% del total) y entre 40 y 79 años (43,8%). El segundo motivo en el grupo de uno a 14 años fueron las causas externas (18,3% del total), mientras que en el de 40 a 79 años fueron las enfermedades del sistema circulatorio (21,9%). El 28,3% de las defunciones en 2018 fueron causadas por enfermedades del sistema circulatorio (primera causa de muerte en mujeres) y el 26,4% por tumores (primera causa en hombres).