Todo partido político tiene una hoja de ruta, una estrategia a largo plazo que se refleja en las acciones diarias de sus componentes. Es un plan que trata de vertebrar el discurso de los diferentes líderes, que buscar dar coherencia al mensaje y crear relato, porque ese relato es lo que luego, cada cuatro años, compran los votantes y actúan en consecuencia depositando el sufragio en la urna preferida. Y eso ocurre a nivel nacional, en la autonomía (donde las encuestas siguen dando la mayoría al bloque de centro derecha que ahora gobierna) y, cómo no, a nivel local. En el ámbito municipal, podría decirse que el curso político no empieza en septiembre, o no empezó en septiembre de 2019, porque las elecciones de mayo y la posterior constitución del Ayuntamiento el 15 de junio, hicieron que el equipo de gobierno, ahora conformado por PP y Ciudadanos, tuviera que ponerse a trabajar en verano para aprobar los presupuestos de ese año y empezar a hacer los de 2020, pues, como saben, este es el instrumento político más importante para una administración, dado que en él se diseñan las prioridades y se dotan económicamente. No se puede hacer nada sin dinero. Pero este enero sabe especial, porque será el primer año completo del mandato, el quinto del alcalde (o el sexto, si se tiene en cuenta aquel en el que heredó de Celia Villalobos el bastón de mando malagueño), y los diferentes grupos políticos sacan brillo a sus armas dialécticas para que el mensaje cale entre sus correligionarios y, a ser posible, entre los más tibios de los contrarios, en una época en la que la política se nos ha convertido en un escenario de trincheras en el que el lenguaje guerracivilista, tristemente, ha vuelto a imponerse en las páginas escritas y en las diatribas dialécticas, sin que nadie, ni los propios periodistas salvo honrosas excepciones, consigan sustraerse de la sensación de tener un abismo muy cerca de nuestros pies, un precipicio por el que todas las generaciones de españoles que han sido se desempeñan cada cierto tiempo con alegría y descaro.

Desde Víctor Klemperer, eminente filólogo judío, sabemos que la semántica sirve para ganar espacios públicos de opinión que, a fuerza de repetirse, acaban deviniendo y justificando lo que poca justificación tiene. En el caso de Klemperer, fue el nazismo. Aquí hablamos alegremente de fosas, golpes de Estado, comunismo o extrema derecha, o cuestionamos instituciones como la monarquía o la mera existencia de la democracia según nos venga en gana. La semántica, es lo que quería decir, es vital en política y el discurso conforma identidad y crea prioridades. Ahí están, por ejemplo, los debates abiertos por el Ayuntamiento en el ámbito impositivo, cerrado el de la tasa turística con cajas destempladas por el alcalde, Francisco de la Torre; y avanzando aún el de la subida del IBI diferenciado a grandes empresas y propietarios. A ver en qué queda eso.

El tema es que los partidos, en este inicio de año, ya han trazado sus hojas de ruta para 2020 y el curso político en la Casona del Parque ha arrancado con fuerza. Prietas las filas, se señalan los principales proyectos o posiciones que se defenderán en un ejercicio complicado, con los aires de desaceleración soplando en las velas del barco común, pero con retos destacados para que la ciudad, como hemos dicho aquí más de una vez, no muera de éxito.

Elisa Pérez de Siles, la portavoz del grupo municipal del PP, asegura que la prioridad de los concejales de su equipo es «seguir construyendo la Málaga del futuro, una tarea transversal de todas las áreas que responde al compromiso adquirido con los malagueños en nuestro programa de gobierno. En los últimos meses, se ha publicado el concurso para construir un planetario junto al Benítez que aspira a ser el más grande de España, se ha presentado el proyecto para el gran parque de Repsol y se han dado los pasos definitivos para municipalizar Limasa o aprobar un ZAS más ambicioso». Con el ZAS, la portavoz del PP se refiere a la declaración como Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS) de 103 calles del Centro Histórico y El Romeral, un texto cuyo tono se ha endurecido bastante después del trabajo de Gemma del Corral y su equipo.

Asimismo, los siguientes hitos de la hoja de ruta son, para Pérez de Siles, los siguientes: «Queremos una Málaga más tecnológica y sostenible: el Soho y la nueva Alameda son ejemplos claros. Este año se elevará la inversión y el presupuesto para los barrios, mientras que el gasto social vuelve a superar los 100 millones de euros y seguimos avanzando hasta la creación de un millar de VPO en la ampliación del campus de Teatinos. No obstante, el empleo y el apoyo a nuestros emprendedores, con más de 47 millones de euros consignados en 2020, marcarán sin duda nuestra hoja de ruta». Por tanto, vivienda pública, barrios y apoyo al empleo son las bases de la gestión popular de cara a los próximos meses.

En la orilla contraria, la del PSOE, su portavoz, Daniel Pérez, asegura que el mensaje principal en el inicio de año, y durante los próximos meses, se centrará en recordar que PP y Cs suman mayoría, pero sólo el 51% de la corporación, frente a la suma de Adelante Málaga y los socialistas, que son el 49%, 16 ediles frente a 15; es decir, Pérez no gobierna por poco. «Han aprobado los presupuestos con la mitad de la población en contra y así lo visibilizamos en las votaciones, de forma que Adelante Málaga apoyó nuestras enmiendas y nosotros las suyas». Además, Pérez quieren enfatizar estas semana su discurso del abandono que, en su opinión, sufren los barrios, «donde se nota una gran desigualdad y se ponen de manifiesto las distintas prioridades que tiene cada grupo». También está afanado Pérez en dejarse ver por todos y ahora toca mucha calle, presencia constante, que el malagueño sienta que el portavoz socialista está junto a él. Hasta ahora, estos meses, el perfil ha sido más bajo porque se estaba cocinando el Gobierno nacional en Madrid, pero con un Ejecutivo ya cerrado «es momento de centrarnos en la calle». Van a dar la batalla para que se suba el IBI diferenciado a las grandes empresas de diversa naturaleza y, sobre todo, seguir insistiendo en el tema de las plusvalías.

Eduardo Zorrilla, de Adelante Málaga, explica que el eje central de su tarea se centrará en denunciar el abandono que sufren los barrios, las escasas viviendas públicas que se hacen en una ciudad con los precios del alquiler desbocados, señalar la falta de planes de empleo municipales y potenciar el deporte base. «En vivienda, por ejemplo, planteamos que se pueden hacer casi 4.000 VPO en este mandato, contando las que ya están planificadas». Su compañero Nicolás Sguiglia señala que también van a incidir en un plan de vivienda del alquiler, «el que hay es un desastre», de forma que los propietarios puedan arrendar su casa a través del Ayuntamiento, como ocurre en Zaragoza y Barcelona. «Aquí te dan 550 euros y te buscas la vida en el mercado». Zorrilla añade: «Hoy hemos atendido a otra familia que desahucian con la ayuda al alquiler concedida, pero no encuentra piso».

También plantearán la necesidad de impulsar un plan de empleo directo que ayude a los colectivos más vulnerables, como son jóvenes, mayores de 55 años y mujeres a conseguir un empleo.

En Ciudadanos, el perfil ahora es más institucional que de partido, y ahí están centrados, en sus áreas, impulsando la gala de los Goya del 25 de enero, la agenda de Málaga 2020, al ser capital europea del deporte, y vendiendo el impulso de diferentes temas como la construcción del NeoAlbéniz o la puesta en marcha de un proyecto para el yacimiento del Cerro del Villar.