Por todo lo que tiene de campestre y asilvestrada en su afán por simular una venta típica de Los Montes de Málaga, esta bodeguilla política se acoge a un doble significado a la hora de emplear la palabra 'era'. Por un lado, se encomienda al concepto que encabeza el diccionario de la RAE y le atribuye «el período de tiempo que se cuenta a partir de un hecho destacado». Y, por otro, surge el microcosmos agrícola que encierra, según la misma fuente académica, un «espacio de tierra limpia y firme, algunas veces empedrado, donde se trillan las mieses». Por ello, si imaginamos a la multitud susanista que acapara el poder en el PSOE de Málaga en la actual era sanchista, la dicotomía está servida. Ambas acepciones resultarán especialmente ilustrativas. Por lo pronto, el 'hecho destacado' que debe desencadenar todo periodo de tiempo al fin ha llegado con la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España.

Con las mismas, el gran jefe socialista ha iniciado la trilla en su era. Y a la vez que está conformando su organigrama con gente de su confianza -véase la llamada a su subdelegada 'en funciones' María Gámez para la Guardia Civil- con el tiempo ampliará su labor en su propio partido a nivel orgánico, con efectos que también llegarán a ser territoriales y traerán consecuencias más allá de la madrileña sede de la calle Ferraz.

Es en este punto, precisamente, donde la era sanchista se tornará en ese espacio que, de vuelta al diccionario, a veces, es 'empedrado'. Sobre todo, si lo pisan aquellos que, como el grueso de sus compañeros de Málaga, apoyaron en su momento -y todavía lo hacen- a la expresidenta de la Junta que le echó un pulso por el jardín nacional del puño y la rosa, Susana Díaz.

Mientras tanto, la ejecutiva provincial de Málaga escenifica unidad en torno al secretario general José Luis Ruiz Espejo y buen ambiente pese a esa guadaña interna que planea, entre la lógica y los rumores, para consumar cambios que podrían partir de un reemplazo en el liderazgo del PSOE andaluz que encumbraría a la ya portavoz de Moncloa, María Jesús Montero. Además, el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, que el pasado lunes anduvo por Málaga, también quiere fiesta y ha encendido su mecha particular para abolir el susanismo.

Y, desde ahí, todo lo demás. Sea lo que fuere, la semana que queda atrás ha dejado suculentas muestras de 'confraternización'. El martes, tocó reunión de la ejecutiva en la sede de la malagueña calle Fernán Núñez. Y, horas después, la bética y trianera Susana rendía visita el miércoles a su feudo malagueño con una incursión en los subtropicales veleños que desembocó en Málaga capital, por la tarde, para presidir un nutrido cónclave en La Térmica en el que, con apariencia de comuna, hubo de cara a la galería 'paz y amor'. Eso sí, llama la atención, por ejemplo, que María Gámez acudió a la Comisión Ejecutiva Provincial pero, sin embargo, no aparece en la foto de familia numerosa que se hizo Susana Díaz.

Aunque no se admite aún una pugna entre sanchistas, susanistas y satélites varios, nadie pierde de vista a los bastiones del sanchismo malagueño, pese a que se cuentan con los dedos de las manos. De ahí que sea un secreto a voces quiénes son los llamados a beneficiarse de cara al poder provincial o del trato del nuevo Gobierno. Como cabeza más visible permanece el cabeza de lista al Congreso que fuese premiado con Salvamento Marítimo por el Ejecutivo en funciones, Ignacio López. Y, además, afloran en buena posición el exportavoz municipal en Fuengirola Javier García León, un nombre curtido en la política institucional como el de Rafael Fuentes -tan presente en los alrededores de diversos procesos de primarias- o el alcalde de Cártama, Jorge Gallardo.

Cerca de esta órbita, aunque no exactamente en ella, también andaría el regidor torremolinense José Ortiz, a quien Ignacio López ya acompañó al inicio de su última campaña o fue usado como anfitrión para el mitin de Sánchez, después de que se cancelaran dos convocatorias anteriores en la capital malagueña. Y, además, surge la figura del abogado y actual senador José Aurelio Aguilar Román, Josele, con experiencia anterior en el limbo amenazante de los críticos y que no apoyó ni a Díaz ni a Sánchez en la pugna por Ferraz, sino al vasco Patxi López.

La distribución de cargos en el Gobierno progresista ha salpicado también a un malagueño de Alameda, Germán Rodríguez, quien dirigirá el gabinete del socialista Salvador Illa en el Ministerio de Sanidad.

Además, quien asiste a todos estos nombramientos desde la posición y el peso que le conceden su condición de coordinadora del área federal de Medio Ambiente en Izquierda Unida es Eva García Sempere, que no logró revalidar el acta de diputada de Unidas Podemos por Málaga el 10-N y presidió la Comisión de Transición Ecológica del Congreso en la anterior legislatura exprés. Asimismo, ostentó responsabilidades en la Comisión de Sanidad y destacó, una vez más, por su prolífica actividad y su capacidad para trabajar en diversas áreas. De hecho, fue la diputada por Málaga que más iniciativas parlamentarias registró. De ahí que su valía no pase desapercibida, ni siquiera para compañeros con siglas antagónicas, y sea reclamada desde diversos puntos de toda España como conferenciante. Sus virtudes y la certeza de que «vale para todo» hacen que en los mentideros de la coalición de izquierdas se dé por hecho que seguirá vinculada a su grupo político en la cámara de la Carrera de San Jerónimo o que en el Gobierno «debe haber algo reservado para ella». De hecho, la propia García Sempere está a la espera de que, en cuanto la burocracia del Congreso lo permita, esta misma semana se formalice su nombramiento para sumarse al equipo de Alberto Garzón en el Ministerio de Consumo.

De momento, en sus redes sociales, Eva García Sempere ha acogido con entusiasmo que la jefa de gabinete de la ministra de Igualdad, Irene Montero, vaya a ser Amanda Meyer, hija del histórico comunista Willy Meyer y pareja del coordinador regional de IU afincado en Málaga, Toni Valero. Además, esta dirigente malagueña de Izquierda Unida ha celebrado que el economista ecologista Desiderio Cansino vaya a ejercer las mismas funciones en Consumo a las órdenes del rinconero-riojano Garzón.