Asaja Málaga consideró ayer que la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) es «insoportable» para un sector «que lucha por sobrevivir» y advirtió de que supondría la desaparición de muchas explotaciones agrarias, fundamentalmente pequeñas y medianas. Así lo precisó este colectivo después de que el ministro de Agricultura, Luis Planas, asegurase que es uno de los asuntos que tratará de abordar el nuevo Ejecutivo de coalición.

Según Asaja, el sector agrario «es uno de los que más ha sufrido la subida del SMI, que debe fijar el Gobierno previa consulta con las organizaciones sindicales y asociaciones empresariales más representativas, cuestión que no ocurrió en 2019 cuando se impuso la cantidad de 900 euros que por catorce pagas suponían 1.050 euros mensuales». En su opinión, una nueva subida de este SMI «impuesta por el Gobierno» afectará al aumento de las bases máximas y mínimas de cotización para este año y siguientes. La subida del SMI en 2019 supuso un aumento en la base de cotización mínima en el Sistema Especial Agrario de un 22%, «aumento que fue generalizado para todos los trabajadores y más perjudicial para los trabajadores a tiempo parcial, al no existir todavía en el campo el contrato a tiempo parcial».

«Si un trabajador tiene que trabajar tres horas en el campo, la empresa tiene que cotizar por la base diaria completa al no ser está divisible», explicó Inmaculada García, responsable del Departamento Laboral de Asaja Málaga. «Esta subida tan tremenda en los costes laborales, unida a la caída de la renta agraria, ya era insoportable para un sector que continuamente está luchando por sobrevivir. La nueva subida del SMI sería la desaparición de muchas explotaciones, sobre todo medianas y pequeñas, explotaciones familiares», aseguró la representante de Asaja.

Además del «problema laboral», el incremento implicaría la caída de la renta agraria «y la entrada sin control de importaciones que no cumplen con las mínimas garantías sociales, laborales y salariales para los trabajadores». «Este coste que el agricultor no puede asumir lo expulsaría del mercado, dando a paso a productos de países vecinos como Marruecos», apostilló.

«Necesitamos estabilidad laboral en nuestro sector que es el que mantiene las zonas rurales y contribuye al no despoblamiento de los pueblos, y a la conservación del medio ambiente, y eso se consigue con diálogo social no imponiendo cantidades sin contar con las consecuencias», concluyó.