El Boletín Oficial de la Junta de Andalucía ha publicado este jueves la resolución por la que incoa el procedimiento para inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Catalogación General, el edificio ‘Melilla 31’, situado en el Paseo Marítimo Ciudad de Melilla, 23.

El edificio es obra del prestigioso arquitecto madrileño Antonio Lamela (1926-2015), autor de las Torres de Colón y el estadio Santiago Bernabéu en Madrid, así como de La Nogalera y la urbanización Playamar, en la Costa del Sol.

Como adelantó La Opinión, el bloque de 16 plantas, levantado entre 1967 y 1971, saltó a la palestra porque la comunidad de propietarios pretendía demoler el portal original del bloque para sustituirlo por otro.

La decisión empujó a una minoría de vecinos del edificio a reclamar la protección del portal, a la que se sumaron entidades y personalidades como la Real Academia de San Telmo, el Colegio de Arquitectos de Málaga y el arquitecto Carlos Lamela, hijo del autor del edificio, que subrayaron los valores del portal como uno de los mejores ejemplos de la arquitectura contemporánea en la capital.

La protección que propone la Consejería de Cultura se extiende a todo el edificio y por tanto va más allá del acuerdo de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de Málaga, que el pasado mes de octubre acordó la protección del portal.

La resolución publicada en el BOJA resalta el interés personal del arquitecto por esta obra, al haberse encargado tanto del anteproyecto como del proyecto y la califica de «exponente de una arquitectura contemporánea de indudable calidad y armonía».

A la hora de entrar en detalles resalta «la claridad y depuración compositiva, la liberación de los espacios de la planta baja (favoreciendo la diafanidad en relación con los postulados del Movimiento Moderno), el fomento de la plástica de los elementos constructivos (con un especial énfasis en los pilares escultóricos de hormigón visto, que sostienen y elevan el edificio sobre el nivel del frente costero) y el tratamiento de fachada, en la que se despliega un interesante programa de terrazas».

La resolución de Cultura se detiene, como elemento «especialmente destacable», en el portal, porque constituye «un ejemplar único (....) llegando a conseguir unos espacios de gran calidad arquitectónica y ambiental, caracterizados por la diafanidad, el tratamiento envolvente de los parámetros mediante módulos de material cerámico, mobiliario integrado, empleo de madera en color natural, e interesantes juegos de iluminación directa-indirecta».

En su conjunto, la resolución destaca que se trata de una «arquitectura culta, a caballo entre la sencillez del racionalismo y un refinamiento plástico inusual en ese periodo», además de un contrapunto a la «arquitectura en expansión» realizada en La Malagueta por esa época y en otras zonas de la ciudad.

La incoación del expediente, que puede recibir alegaciones, obliga a los propietarios a conservar, mantener y custodiar esta obra, y además deberán permitir la inspección de personal y órganos de la Junta, así como la visita de investigadores.

También obligará a los propietarios a comunicar a la administración autonómica cualquier obra o intervención en el edificio.

Con esta decisión de proteger la obra de Antonio Lamela en La Malagueta, la Consejería de Cultura de la Junta va más allá que el Ayuntamiento de Málaga, puesto que el Catálogo de Edificios Protegidos del PGOU de 2011 no incluye esta obra.

A este respecto, el decano de los arquitectos malagueños, Francisco Sarabia, abogó porque en Málaga comience a protegerse la arquitectura contemporánea más relevante y se ofreció al Ayuntamiento para realizar un inventario de edificios «que tengan una significación para la colectividad».