A pesar de los granizos y de su aspiración a parecerse a una típica venta de Los Montes que vive condenada a estar incomunicada por el temporal, esta bodeguilla política no ha cerrado sus puertas ni un solo minuto.

Pese a la placentera parálisis que suele traer Fitur, la semana no fue tranquila. Como muestras valen el PSOE andaluz, Alcaucín y el duelo Montero-Bendodo. No necesariamente por ese orden.

Con solo citar tales ejemplos es suficiente para ilustrar la certeza de que la crispación no descansa, por mucho que quienes más la abonan anden haciendo 'los madriles' al socaire del escaparate que tuesta canapés y 'mollate' del caro a la salud del turismo de sol y playa.

Es más, en el recinto ferial de IFEMA han visto hasta a algunos de los personajes estelares del duelo de montoyas y tarantos que se libró el miércoles, como si de una partida de ajedrez se tratara, en Alcaucín.

Sin ir más lejos, la resucitada alcaldesa socialista Ágata Gonzálezalcaldesa socialista Ágata González compartió excursión con la edil Sara Matés horas después de la agitada sesión plenaria que alargó la nómina de antecedentes asociados al transfuguismo y alrededores que empieza a atesorar este municipio de la Axarquía, fronterizo con Granada y acostumbrado a la zona alta de los rankings de viviendas irregulares.

Lo de suavizar la palabra transfuguismo con el matiz de alrededores se hacía, especialmente necesario, ante el dolor que le causa en lo más profundo del alma que la llamen tránsfuga a la concejal que rompió la disciplina de Ciudadanos.

Aunque muestra como salvoconducto la solicitud con la que un día antes del pleno pasó al grupo no adscrito, Sara Matés propició a todas luces -con ayuda del concejal de Por Mi Pueblo José Sebastián Navero- el fracaso de la moción de censura con la que su expartido pretendía recuperar la alcaldía.

Justo ahora que no llevaba ni medio año devolviéndole al PSOE el favor de toda la legislatura anterior, el grupo de la formación naranja en el Consistorio tiznao preparaba bajo el frío del invierno un ataque propio de aquella canción de Mecano titulada Cruz de navajas. Al parecer, el contragolpe empezó a cocinarse de verdad antes de la Navidad cuando sus ediles visitaron el Parlamento de Andalucía.

Mientras tanto, al equipo liderado por el exalcalde belga Mario Blancke y su número 2 Fernando Córdoba, predestinado sin éxito a nuevo regidor, le queda el consuelo de denunciar que la traición les llegó porque la familia de la concejala -que votó en contra por feminismo y por su pueblo- recibió suculentas presiones en las que habría llegado a participar el exalcalde socialista que en 2009 fue detenido por delitos urbanísticos: José Manuel Martín Alba, alias El Patillas o Pepe Calayo.

El collage del dolor lo completa el mal cuerpo que se le ha quedado a los dirigentes provinciales del Partido Popular, que asisten a lo sucedido con sonrojo y el convencimiento de que se trata de un resbalón de Ciudadanos.resbalóndeCiudadanos

Frente a los supuestos derrotados, el PSOE celebra. Proclama a todos los vientos un triunfo sobre la bocina -para el que fueron necesarios hasta dos movimientos en el tablero- que relacionan con un castigo a los malos perdedores de la derecha, que la misma mañana que iba a ser investido Pedro Sánchez registraron por «venganza» la moción fallida. No en vano, este bálsamo le ha servido al PSOE de Málaga para seguir metiendo en manteca las tensiones internas que, a diferencia de lo que es tradición, se resiste a airear.

Llama mucho la atención que, en plan mundo al revés sociata, hayan sido los fieles sevillanos y no los peleones malagueños los que han desenterrado el hacha crítica para lavar trapos sucios a costa de Susana Díaz con el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, enchufando el ventilador. Dicen que por la revuelta de la Ejecutiva Provincial de Sevilla empieza un relevo en el PSOE andaluz sobre el que en Málaga no se atreve a hablar ni el sanchista mayor del reino, Ignacio López.

La trilogía bélica la completa el enésimo combate de boxeo dialéctico que se avecina entre dos pesos pesados de La Moncloa y San Telmo, María Jesús Montero y Elías Bendodo. Los respectivos portavoces del Gobierno central y la Junta de Andalucía -llamados en la teoría y la práctica a no entenderse- regresaron al ring dialéctico en los albores de la semana pasada, cuando Bendodo le afeó al Ejecutivo de Sánchez los impagos del IVA, en sintonía con otros líderes regionales del logo gaviota.