Alfonso Miranda, presidente de la Asociación de Vecinos Centro Antiguo de Málaga, lleva cuarenta años residiendo en el corazón de la ciudad. En esta entrevista, repasa la entrada en vigor del plan contra el ruido de la ciudad, denuncia la saturación provocada por las terrazas hosteleras o la proliferación de viviendas turísticas cuyos inquilinos, en ocasiones, generan problemas de convivencia.

El equipo de gobierno dice que el ZAS se ha endurecido. ¿Cómo valoran el documento?

Yo lo del endurecimiento no lo entiendo. Nosotros decimos lo contrario. Esto no viene a solucionar nada. Como mucho, viene a estabilizar la situación, el mal está hecho desde hace como mínimo cinco años, cuando debería haber entrado en vigor el ZAS. Contabilizadas por nosotros se han dado casi doscientas licencias más en la zona supersaturada. Eso demuestra la voluntad política de por dónde van a ir los tiros. Si tenemos una zona supersaturada y un decreto que de un día para otro puede decir que ya no se dan más licencias en una serie de años, está claro.

¿Qué proponen ustedes?

Nosotros hablamos hasta ahora de los dos ejes que todos los estudios han dictaminado, que es lo que hay que hacer. Estudios sobre el tema el Ayuntamiento ha encargado cuatro. Todos dicen que hay que reducir espacio y horario, en bastante más proporción de lo que se ha hecho. Y luego está el tema de los bares de copas, que en la cuestión nocturna del descanso son el verdadero cáncer en el Centro. Los bares de copas copan, nunca mejor dicho, una zona que siendo residencial han convertido en otra cosa. Por muchas medidas teóricas que quieran poner, si los bares de copas están abiertos hasta altas horas de la noche... Podrían ponerlos, por ejemplo, en el recinto ferial, habilitar aquello para una zona de ocio expansivo nocturno. Podría ser una solución para preservar el Centro, su patrimonio histórico y como patrimonio de todos. El Centro nos los prestaron nuestros padres para que se lo entregáramos debidamente a nuestros hijos. Nosotros no estamos luchando por nuestra comodidad. Se habla del conflicto entre vecinos y hosteleros y esa no es la verdad, luchamos porque el Centro Histórico es de todos los malagueños, nos ha tocado a nosotros vivir ahí y somos cabeza de puente, pero miramos mucho para que se conserve el patrimonio como tal y que no se deteriore en el grado que se está haciendo en aras del «negocio».

¿Se han sentido escuchados por el Ayuntamiento?

En absoluto.

¿Ha faltado sensibilidad?

Sensibilidad y realidad. Nosotros hemos ido a todas las mesas que ellos han organizado, hemos llevado nuestras propuestas, propuestas que después han ido directamente a la papelera. Dicho sea de paso, hemos presentado nuestras propuestas e intervenido siempre que se nos ha pedido, los hosteleros nunca han llevado propuestas. Así como otros grupos nunca han llevado propuestas. Por ejemplo, el PSOE en una mesa nos ha dicho «poneros de acuerdo», aquí hablamos de cumplir o no cumplir la ley. No hay que confundir a la opinión pública. El problema no es una dicotomía entre hosteleros y vecinos, el problema es que hay un grupo que dice «a mí la ley no me gusta y no la cumplo», el Ayuntamiento le hace eco y el resto de los ciudadanos estamos por cumplir la ley como es obvio y obligado.

¿Qué medidas van a tomar contra el ZAS? ¿Van a ir a los tribunales?

Sí, vamos a recurrir porque nos parece que esto es perder el tiempo. Es un pasito que había que dar, y hace falta una carrera, no pedimos que se arregle todo en dos días, pero que se vea una voluntad política de arreglarlo sí, y no se ve.

El presidente de los hosteleros dice que él les dio su teléfono y que nunca lo llamaron...

No sé a qué se refiere. Yo, como vecino que soy, he tropezado con él y las relaciones no son malas. Mi relación personal con él es amable. Nosotros no tenemos problemas para sentarnos con nadie. Pero nosotros no negociamos, es el Ayuntamiento el que tiene que hacer cumplir la ley. Cuando hablamos de equilibrio, palabra muy usada en toda esta historia, lo que se dice es vamos a no cumplir la ley, el equilibrio es la ley, fuera de la ley no hay equilibrio.

Se están perdiendo, por ejemplo, servicios básicos como supermercados o tiendas de proximidad...

Cada local que se cierra va a un bar de copas o a un bar. ¿Que no se van a dar más licencias en cinco años? Si es que ya no hay sitio. Si empiezan a ofrecer algún incentivo a que se vuelvan a abrir comercios de barrio... Se cambia a la población por otro tipo de población pasajera y se está perdiendo la identidad del Centro Histórico. Las terrazas, privatizadas, son una cesión nuestra, de la sociedad, ellos ponen el negocio, lo disfrutamos, se genera empleo, pero el suelo sigue siendo público, no puedes decir que es tuyo, se pagan 7,32 euros por metros cuadrado de terrazas, en el local entre 50 y 150 euros más, sale muy barata la terraza, todo lo que puedas ocupar sale baratísimo. Esto lo ha cedido la sociedad para que lo uses.

Ustedes se quejan también de aspectos como la seguridad, la accesibilidad y la movilidad. O, más bien, de la falta de ellas en el casco antiguo...

Llegamos a estar en alerta cuatro y el propio Ayuntamiento incumple cualquier norma que pueda ser, vayamos a no provocar que alguien se haga dueño de esto. Por ejemplo, en el tema de las luces o con la Feria, incumplen cualquier tipo de seguridad. El Centro no está preparado para eso ni lo va a estar nunca. En el tema de la Feria, por ejemplo, hay un recinto maravilloso, preparado para eso, en el Centro no. Si se programa la Feria cada vez más larga se pone en juego la seguridad de las personas.

El Ayuntamiento dice que en las nuevas rehabilitaciones urbanas como Carretería y Alameda sólo estarán permitidas las terrazas que ya existen...

Lo que nos pasa a nosotros con el Ayuntamiento es que no lo creemos. Dicen una cosa y a los diez días otra. El movimiento se demuestra andando. Cuando lo veamos, seremos los primeros en felicitar al Ayuntamiento. Mientras el Ayuntamiento no cumpla y esté sesgado en esto que ellos llaman equilibrio, en un desequilibrio total, pues estaremos pidiendo nuestros derechos, que son constitucionales, deben de estar por encima de cualquier eventualidad de negocio, y aquí no estamos hablando de cerrar los negocios, sino de lo que han hecho otras ciudades que cierran con un horario más amplio y nadie ha tenido que cerrar su negocio. Es racionalizar la cosa.

¿Qué habría que hacer con las viviendas turísticas?

Sencillamente no dar más licencias. Y hacer una legislación a la medida de que lo primero es la convivencia de los vecinos. Una casa no es un hotel. Ese invento es fallido. No puedes garantizar a una comunidad de vecinos que si hay un par de apartamentos de esos van a ser maravillosamente educados. No. Si entra hoy uno, mañana entrará otro de otro tipo, además con unas perspectivas de ocio que no son las que hay en la convivencia de una comunidad normal.