La gran cantidad de maleza acumulada en el río Campanillas y otros arroyos cercanos, tras años de abandono en su limpieza, es la causa que la Asociación Provincial de Regantes de Málaga (Aprema) considera clave para explicar la fuerte riada que sufrió Campanillas en la noche del viernes al sábado pasado y que provocó numerosos daños en este núcleo.

Aprema ha enviado un comunicado en el que señala cómo desde 2005 el cauce del río Campanillas se ha abandonado, pasando de estar limpio en ese año a que apareciera cubierto de vegetación en 2020. La falta de cuidado por la Junta de Andalucía ya fue advertida por la asociación hace dos años y medio, cuando el 17 de agosto de 2017 se reunió con el director de Dominio Público Hidráulico, trasladándole la inquietud sobre el estado de los ríos y arroyos en la zona del Guadalhorce y la posible consecuencia en caso de unas fuertes lluvias.

Los regantes que forman la asociación llevan pidiendo en los comités de Gestión o mesas de Aguas celebrados, con presencia de los directores Generales de Infraestructuras, Planificación y delegados de Agricultura y Medio Ambiente, que se realicen limpiezas de malezas y encauzamientos de estos cauces para permitir "un buen desagüe en caso de fuertes lluvias".

"Vemos como después de cada situación de fuertes lluvias, desde la Administración se habla de actuaciones en ríos y arroyos, pero al final se queda en aguas de borrajas, pasan los años y no nos acordamos hasta que vuelve a ocurrir", aseguran en el comunicado, donde apuntan que en la zona de Campanillas, Maqueda y Santa Rosalía los daños hubieran sido menores "si el río Campanillas y los arroyos que están en la zona como Pilones, Valdeurraca, Mallorquín y otros, hubieran estado limpios de malezas y dragados de áridos".

De hecho, la asociación apunta que un mes antes de las lluvias, el tramo del cauce del Campanillas entre el viejo puente de Renfe y su desembocadura, de un kilómetro de longitud, estaba completamente lleno de maleza, que actuó como tapón y facilitando que se desbordara el gran caudal de agua que bajaba por el cauce.